El 27 de septiembre de 1994 se publicó Divine Intervention, sexta placa de estudio de los norteamericanos Slayer, una de las bandas emblema del thrash metal.
Tras sus primeras cinco producciones, clásicas para cualquier amante de la música pesada, Slayer manifestó su intención de volver a las raíces, tomando como referencia su disco más aclamado: Reign in Blood (1986).
El desafío para Divine Intervention era gigante. El thrash ya no vivía su época de oro, y el grunge se estaba tomando por asalto el mundo musical, enfocando las miradas en la escena de Seattle. Tom Araya y compañía, sin embargo, arremetieron con una producción a mil por hora y llena de agresión, lo que se puede apreciar en temas como “Sex.Murder.Art”, «Mind Control” y “Dittohead», aunque también hubo espacio para composiciones con más matices, como “Serenity in Muder” o el mismo sencillo que da nombre al disco.
Divine Intervention fue grabado en los estudios Oceanwave en Los Ángeles. Fue producido por la misma banda junto al eterno Rick Rubin, y editado por American Recordings. Fue la primera placa del grupo en contar en batería con Paul Bostaph (ex Forbidden), quien entró en reemplazo del legendario Dave Lombardo. Bostaph luego declararía que el LP es uno de los peores que grabó con la banda, no quedando satisfecho con el sonido de éste. De hecho, el álbum fue criticado en la mezcla y masterización, y Kerry King (guitarra) dijo que, en este sentido, “debería haber puesto más atención”, mientras que Tom Araya comentó años después que es el único álbum que no le molestaría fuera remasterizado.
Divine Intervention llega a los 36 minutos, registrando 10 canciones que continúan la temática clásica de Slayer, en la cual destacan aspectos bélicos (“Killing Fields”), asesinos en serie (“213”), y antirreligiosos (“Circle of Beliefs”). El álbum fue censurado en Alemania cuatro años después de su lanzamiento, en gran medida por las líricas de “SS-3”, referencia a la patente del automóvil de Reinhard Heydrich, el segundo al mando de la policía nazi, las SS, mismo vehículo donde fue asesinado.
El disco vendió 93 mil copias en su primera semana, legando al número 8 dentro de la lista del Billborad 200, la posición más alta de la banda hasta ese momento, superada sólo en 2006 con la publicación de Christ Illusion, que llegó al quinto lugar de la misma lista.
Las críticas del disco fueron bastante dispares, pero hoy es considerado el último LP “aguerrido” de Slayer por aquella época, puesto que posteriormente la banda se dejaría influenciar por sonidos más modernos en Diabolus in Musica (1998) y God Hate Us All (2001), distanciándose del thrash más convencional, al que volverían en 2006 con Christ Illusion, con Dave Lombardo nuevamente tras la batería, marcando el regreso de la alineación original.
Slayer – Dittohead
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