Aún quedan bandas con historia y Bad Religion tiene suficientes méritos para estar dentro de esa categoría. Con más de 30 años de trayectoria, 15 discos de estudio y un nombre que los posiciona como referentes en la escena punk, la agrupación del crossbuster se presentó por cuarta vez en Chile, haciendo vibrar a un Caupolicán lleno que no dudó en perder el control.
BBS Paranoicos fueron los encargados de dar inicio a la energética jornada. Canciones como “La victoria del perdedor”, “Tanto insistir”, “La rabia”, y “Ruidos” marcaron la pauta de su presentación. El público estaba de su lado y lo dejó sentir en cada tema. Los nacionales volvían al Caupolicán después de su cumpleaños número 20 y no era para nada menos que acompañar a los próceres del hardcore. Un poco más de 30 minutos de show que dejaron la adrenalina al tope, anticipando lo que sería el espectáculo principal.
La presentación de los californianos comenzó puntualmente a las 9 de la noche. La euforia se manifestaba a través de los gritos de todos los que llenaron el recinto de San Diego. “The Resist Stance” –canción de su último álbum, The Dissent of Man– abría el setlist e imprimía potencia. De ahí en más no pararon: “Social Suicide” y la ya clásica “21st Century (Digital Boy)” terminaron por cerrar la primera tripleta de canciones, que dejó a más de alguno sin aliento.
“Con el pasar del tiempo uno valora más los momentos, como los abuelos. Así que queremos ver a todos nuestros nietos”, comentaba Greg Graffin (voz) a los presentes, llevándose una ovación. “Los Angeles is burning” y “Wrong way kids” hacían que todos volvieran al ruedo. El calor humano elevaba la temperatura del teatro y cobraba sus primeras víctimas. Mientras tanto, Jay Bentley regalaba agua a los presentes con un permanente esbozo de sonrisa en su cara.
“Sinister Rouge” y “Atomic Garden” seguían imprimiendo velocidad, mientras que “Before you die” – parte de New maps of hell– daba un quiebre rotundo a las emociones y tendía a bajar revoluciones. Greg Hetson y Brian Baker en las guitarras instalaban una poderosa línea melódica, haciendo que la ausencia del fundador -y dueño del mítico sello Epitaph- Brett Gurewitz pasara a un segundo plano.
El telón a sus espaldas repetía la imagen que por semanas hemos visto en tv: la protesta en manos de un encapuchado en todo su esplendor. “Recipe for hate” y “I want to conquer the world” daban un sentido actual a esa imagen, mientras que “Come join us” juega de manera irónica con la iglesia. Greg Graffin se dirigía de nuevo al público y se refería a Chile como “una casa lejos de casa”.
Con el pasar de los años, Bad Religion ha logrado una madurez como agrupación que ya quisieran muchos. La experiencia se notaba en cada nota y en la evidente complicidad entre los músicos. Así, siguió “New dark ages” y “Do what you want”, la cuales eran seguidas por los fanáticos que parecían no cansarse. “You” –canción perteneciente a No Control y popularizada por el videojuego Tony Hawk’s Pro Skater 2– marcaba uno de los momentos altos de la noche, siendo completamente coreada por el Caupolicán.
La guitarra de Hetson daba inicio a “Modern man” y preparaba a los presentes para lo que vendría. Graffin cantaba la primera estrofa de “Generator” y la masa automáticamente se comenzaba a abrir. El resto se resume en un slam que cubría todo el sector de cancha, convirtiéndose en otro instante memorable de la noche. El impulso dio para más, alcanzando también para “The defense” y “Let them eat war”.
“No control” y “Anesthesia” comenzaban lo que sería la última parte del show, el mismo que hicieron en Perú y Argentina. El inagotable público era recompensado con dos temas de sus inicios: “Along the way” y “Fuck Armageddon… This Is Hell”. Así terminaba la primera parte del concierto y dejaba algunos minutos para recobrar energía.
No fueron más de 5 minutos los que se tomaron los californianos antes de subir nuevamente al escenario. El retorno estuvo dirigido por el solo de Brooks Wackerman (batería), quien a punta de un certero juego de toms introducía “American Jesus”, la cual estuvo marcada por las subidas de fanáticos al escenario, poniendo en jaque a todo el equipo de seguridad. Ellos también querían su segundo de fama.
“Infected”, la cual ya adquirió la etiqueta de himno entre los fans, echaba abajo el teatro, el mismo que en 1999 los recibió en su debut en Chile. “Sorrow” ponía fin a la noche de la mejor manera: mosh que no parecían tener fin. Graffin y Hetson salían rápidamente de escena, agradeciendo a todos los presentes.
Cerca de 1 hora y 20 minutos de un show que dejó a muchos con gusto a poco y pidiendo más. Un espectáculo que, además de promocionar su último disco, sirvió para resumir tres décadas del más puro punk californiano, siempre fiel a sus creencias. La banda pasará un día más en Chile, como lo comentó Jay Bentley en su twitter, para luego dirigirse a Brasil y dar cuatro conciertos. Por el momento queda disfrutar del recuerdo y confiar en la promesa de Greg al cierre: “esperamos estar de vuelta muy pronto”.
GALERÍA DE FOTOS (clic para ampliar)
Bad Religion en Chile | Teatro Caupolicán | 09.10.2011
Setlist
1. The Resist Stance
2. Social Suicide
3. 21st Century (Digital Boy)
4. Los Angeles Is Burning
5. Wrong Way Kids
6. Sinister Rouge
7. Atomic Garden
8. Before You Die
9. Recipe For Hate
10. I Want To Conquer The World
11. Come Join Us
12. New Dark Ages
13. Do What You Want
14. You
15. Modern Man
16. Generator
17. The Defense
18. Let Them Eat War
19. No Control
20. Anesthesia
21. Along the Way
22. Fuck Armageddon… This Is Hell
Encore
23. American Jesus
24. Infected
25. Sorrow
Estuvo INCREIBLE!!!! me salté todo, me lo grité todo, lo pasé la raja!! el setlist de LUJO!!!! lo mejor de sus 30 años!!!!
Simplemente un show espectacular, y creo que la duracion fue la apropiada, greg ya no tiene 20 años ,esta remando para los 50
Solo faltaron dos temas «walk away» y «Suffer»
Razón el artículo, la banda tiene gran madurez como conjunto musical.
Lo malo, la duración. Creo que faltaron canciones. salu2
Sí, fue una jornada memorable. Las personas en todo instante dejaron el alma en el concierto. Sin embargo hay que aclarar que el How Could Hell Be Any Worse?, no es su segundo disco, es el PRIMERO.