Foto: Daniela Pozo Barceló
Faltaba la barra, los tragos y el barman. Pero estaba la banda, el público y la crooner. Una chica de flequillo, jeans negros, corbata apenas anudada y sweater azul. Y claro, su voz pastosa y alargada y sus movimientos sinuosos. Lo de Cat Power en el Caupolicán fue uno de esos conciertos donde lo que menos importa son las canciones que no estuvieron («New York, New York» y «He War», por nombrar dos), ni tampoco que los temas conocidos cambiaran de standard. Lo que importaba era el clima, la temperatura ambiente. La calma en plena tormenta.
Acompañada de una banda sólida y sobria, The Dirty Delta Blues Band (con Jim White, baterista de Dirty Three, y Judah Bauer, guitarra en The Blues Explosion), Chan Marshall se paseó por un sonido y un timbre característico más que por un repertorio. Cediendo protagonismo a sus músicos, casi pidiendo disculpas al público por estar ahí desaliñada. Poniéndose a un costado del escenario y paseándose con su característico paso gatuno, Chan nos regaló una velada de grandes interpretaciones. Nada más, ni nada menos.
Es curioso, pero no hubo puntos cúlmines, fue como una meseta de altura. Con sorpresas como su reinterpretación de «Satisfaction» de los Stones, o «Fortunate Son» de Creedence. Además de sus versiones célebres como «Sea Of Love» y sus hits (si se les puede llamar así) «The Greatest» y «Live In Bars», encadenados al medio de la jornada.
Ni frases para el bronce, ni banderas en la espalda, ni todas esas argucias populistas que hacen las estrellas para parecer cercanas al público. A Chan Marshall le bastó con su voz, su puesta en escena hiper auténtica y una banda bien aceitada y sobria. Una noche cálida en el Caupolicán. Mientras afuera el cielo se venía abajo con la tormenta.
Reseña escrita por vdm
re100 caché quién era cat pawa, spoiler.
hola vdm =)
Perfecta descripción del Recital …una gata deliciosa cantando bajo la lluvia …excelente
Estuvo increíble,
no necesitó de globos ni challa, puro talento.