Este jueves 13, la banda argentina Catupecu Machu pondrá fin a casi cuatro años alejados de Chile, con un show en el que recorrerán sus éxitos y también mostrarán su último álbum, El mezcal y la cobra (2011).
Será un reencuentro con el público chileno, instancia en la que presentarán por primera vez a Agustín Rocino, baterista que ingresó en 2011 en reemplazo de Javier Herrlein, quien se alejó de la banda sumado a la salida de su histórico manager, Fausto Lomba.
“Siempre un músico distinto es otra cosa, cada uno tiene su impronta”, dice Fernando Ruiz Díaz en conversación con RockNvivo en el hotel, a pocas horas de volver a presentarse en Chile junto a la banda que formó en Buenos Aires en 1994.
“Acá la gente escucha los temas que no son cortes, disfrutamos mucho eso”, adelanta el vocalista sobre su presentación en Centro Cultural Amanda, además de hablar de El mezcal y la cobra, la historia de la banda y su relación con Chile.
Preguntas y respuestas con Fernando Ruiz Díaz
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– ¿Cómo fue grabar El mezcla y la cobra?Vivido. Nosotros nos dedicamos a vivir esta historia. El proceso de composición siempre es cuando termina un disco y empieza el otro. Siempre escribo y estamos inventando, es un poco vivirlo. Cuando escribes, a veces tiene que ver con la época que estás viviendo o cosas que vienen de antes y desembocan en algo que te pasa ahora. Nosotros siempre somos distintos, dedicarte a vivir te genera cosas distintas.
– ¿Cuál es el concepto de este álbum?
Goza de algo muy fresco, es un disco bastante más para afuera que los dos últimos, que son post accidente de Gabriel (bajista y hermano de Fernando que desde 2006 está sin movilidad debido a un choque). Está el nuevo baterista, Agustín Rocino y es un disco que tiene muchas guitarras, unas combinaciones particulares entre las guitarras, el bajo y los teclados, que hacen como un matrimonio que van juntos y de repente se separan. Armonizamos, nos separamos y nos juntamos. También hay distintas líricas, nunca escribo igual.
Este disco es el primero que está grabado íntegramente en nuestro estudio, desde Dale! (1997). Siempre masterizamos afuera, entonces tiene un poco de esa impronta. Los disco están influenciados, directa o indirectamente, por nuestros viajes. Somos viajeros del tiempo, porque el tiempo cuando viajas es distinto. Estás en un país, te despiertas en otro. Vivimos los discos, entonces tienen la impronta del momento.
-En 2014 cumplirán 20 años de carrera, ¿qué destacas en esta historia?
Destaco esa búsqueda eterna que tuvimos de la canción, del sonido. Todos nuestros discos son distintos, pasan cosas diferentes. Nos dedicamos a vivir muy intensamente y eso también tiene algo muy peligroso. El accidente de mi hermano pasó dentro de un contexto así, porque vivimos tanto y vivir es peligroso. Destaco lo vivido con el corazón, con compromiso y seriedad. Para nosotros el arte es un compromiso, es algo fuerte. El arte vino al universo a conmover, quizás los primeros cantores fueron los pájaros. Hacen cantos que hoy admiro más que al cantante que más admiro. Ellos siguen cantando y nosotros reinterpretamos su canto y lo hacemos música nuestra. Eso es fantástico, vivirlo de esa manera con un sentido profundo. Por eso nunca hubo un plan con Catupecu Machu, el plan fue ser lo más honesto que se pueda en nuestro arte. Somos una banda de música hecha con arte, con inspiración y con un sentido profundo de las cosas.
– Hablando de su relación con Chile, ¿qué recuerdan de su primer show en el país en 2005 y lo que vino después?
Fue muy loco, veníamos de la gira que nos llevó por primera vez a Nueva York y la que nos trajo por primera vez a Chile. Fue zarpado, de allá directo a acá. Llegamos, al toque una nota y luego a La Batuta. Recuerdo que llegamos a probar sonido y los seguidores pidiéndonos entradas porque estaba todo agotado. Fue un show de puta madre. Imagínate que arrancamos de esa manera, qué quieres que te cuente lo que vino después. Siempre ha sido un amor lo de Chile.
Ojalá que ahora podamos mantener una continuidad que se cortó, en un punto, por el accidente de Gabriel, y en otro, por una cosa muy particular: en Chile nos aman, pero a la vez no hay lugar para difundir nuestra música porque no hay radios de rock. Y es re-loco porque los conciertos de rock llenan todo. Entonces el que se dé cuenta de eso va a hacer el mejor negocio de su vida.
– ¿Qué es lo que destacas de Chile?
A nosotros nos gusta vivir los lugares. Nos gusta Santiago, fue una ciudad que la primera vez que vinimos dijimos “ché, qué bueno vivir acá”. El público es muy intenso y a la vez respetuoso. Lo vive en serio, viene a escuchar música. Más allá de que somos una banda intensa, que la gente salta y canta, Catupecu también es para gente que no quiere ni moverse. A mí me gusta el público que escucha música, el chileno lo hace y eso es genial. Es una cosa que destaco de acá.
– ¿Cómo será el show de esta noche?
Estamos presentando la gira de El mezcal y la cobra, pero como será en un lugar en donde no estarán más de mil personas, este show lo tomamos como íntimo y por ahí vamos a hacer la lista de canciones un rato antes de salir a tocar. Vamos a recorrer toda la historia de Catupecu, vamos a tocar temas que sabemos que la gente quiere escuchar. El público chileno tiene algo con lo que alucino, que les gusta escuchar los temas difíciles del disco que no son cortes. Hay lugares que por ahí vas y están esperando “Y lo que quiero es que pises sin el suelo”, “Dale” y “Magia veneno”. Decidimos arrancar el show en Chile con “Óxido en el aire”, que es de El número imperfecto (2004) y que nunca fue single. Es un tema que los seguidores de Catupecu aman escuchar y vamos a empezar con él.
Catupecu Machu en Chile
Jueves 13 de junio 2013 – 21:30 horas
Centro Cultural Amanda (C/ Embajador Doussinague 1767 – Local 027-d)Valor: Preventa $15.000
A la venta a través del sistema Ticketek.