En la primera parte de los ’90, Nirvana y Guns N’ Roses vivieron una batalla mediática que más de 20 años después parece haber quedado atrás: Dave Grohl se unió a un show de los californianos para tocar el clásico «Paradise City».
Todo sucedió en el concierto que GN’R ofreció la noche del martes 14 de noviembre en Tusla, Oklahoma, como parte de su gira mundial Not in This Lifetime… Tour. Hacia el final del show, Rose invitó al escenario a Grohl, quien «simplemente estaba en el barrio», según el cantante. En realidad, Foo Fighters tenía fijado un concierto en el mismo recinto la noche siguiente (miércoles 15).
El líder de los Foos acompañó con su guitarra y su voz el tema de Appetite for Destruction, compartiendo efusivamente con Rose, Slash y Duff McKagan.
A principios de los 90, Rose era un fanático de Nirvana, pero mientras promocionaba Nevermind, Kurt Cobain le dijo a un periodista: «No somos el típico grupo de bandas de Guns N’ Roses que no tiene absolutamente nada que decir». Además, el trío se negó varias veces a tocar con los hombres de «Welcome to the jungle».
Uno de los actos icónicos de esta disputa fue en los Premios MTV de 1992, con ambas bandas intercambiando mensajes, como Courtney Love preguntándole a Rose si sería el padrino de su hija; el cantante le respondió a Cobain diciéndole que callara a su «perra».
Esa misma noche, Nirvana tocó «Lithium» con un final en el que el trío tiró los instrumentos por todos lados y Grohl terminó gritándole al micrófono «¡Hola, Axl!».
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Todo comenzó a suavizarse en el último tiempo, cuando Grohl le prestó a Rose su trono luego de que el cantante se fracturara el pie antes de partir la gira mundial con GN’R.
Ambos terminaron la presentación del martes con un apretón de manos y un abrazo antes de salir del escenario.