Desde hace ya varios años que Interpol siente una cercanía con el público latino, visitando este lado del mundo frecuentemente, relación que con Chile se acrecienta cada vez más, la que llegó a un punto álgido cuando fueron los encargados de dar el cierre a Lolapalooza Chile 2015.
Si bien en esta oportunidad el conjunto compuesto por el vocalista y guitarrista Paul Banks, el guitarrista Daniel Kessler y el baterista Sam Fogarino (acompañados por el bajista Brad Truax y el tecladista Brandon Curtis en vivo) no dieron el broche final al evento, no por eso su show bajó en intensidad ni entrega, pues supieron capitalizar su presentación de casi una hora en el VTR Stage de forma sublime, con una puesta en escena sobria, elegante y, a la vez, ante un público en el que muchos adolescentes se encontraban esperando a Twenty One Pilots desde temprano en el mismo escenario.
El atardecer, que ya se despedía para dar paso al manto de la noche, fue el ambiente perfecto para dar inicio al acto de los neoyorquinos con “C’mere” de su segundo disco, Antics (2004), acompañada por una iluminación de tonos entre rojizos, azulados, unida a la presencia de una bola de espejos en lo alto reflejando haces de luces cuando la ocasión lo ameritaba, fueron la escolta perfecta para los bajos profundos, los gélidos teclados y ritmos hipnotizantes y oscuros de Interpol, los que continuaron durante toda su presentación, sello que ha caracterizado al grupo desde su formación hace ya poco más de 20 años.
Vestidos de impecable traje, los músicos se despacharon un repertorio casi idéntico al presentado al otro lado de los Andes un día atrás en Lollapalooza Argentina, pasando desde sencillos de su primera época, como “PDA” y “Say Hello to the Angels”, hasta canciones de su más reciente producción Merauder (2018), con “If You Really Love Nothing”. “Es un placer estar de vuelta nuevamente”, expresó su vocalista, en español, quien se comunicó lo justo con la audiencia, entregando más espacio a que la música “hablara” por ellos, siendo la protagonista.
El público -joven en su mayoría- que llegó a apreciar el show de los norteamericanos como antesala de Twenty One Pilots, escuchó con respeto y admiración al conjunto, cayendo en el embrujo oscuro y envolvente de sus melodías.
“Evil” y “Rest my Chemistry” trasportaron a los presentes a la década del 2000, años en que Interpol veía como su carrera ascendía y ganaba popularidad, llegando ya al final con la interpretación de la clásica “Slow Hand”, cerrando definitivamente con “Roland” corte de su disco debut.
“Muchas gracias, eso es todo”, fueron las palabras precisas de Paul Banks en la despedida, para que la banda abandonara rauda el escenario. Sobraron un par de minutos, pero el trabajo ya estaba hecho. Misión cumplida.
Fotógrafo: Gabriel Cedrés
Debe estar conectado para enviar un comentario.