La figura de Kurt Cobain se ha convertido en una leyenda de la historia de la música, marcando a generaciones que formaron sus vidas junto al grunge. Con una actitud despreocupada y mucho recelo a la fama, su arte llega a nuestros días con una vigencia comparable a la de otros genios de nuestros tiempos.
Una carrera que no superó los 10 años, pero que tras su repentina y sorpresiva muerte el 5 de abril de 1994, alcanzó un nivel inimaginable, si hasta en su ciudad natal declararon un día especial sólo para recordarlo a él.
El oscuro final de Kurt Cobain dejó al descubierto que las únicas luces que tenía eran las de la fama, sintiéndose incompleto a pesar de haber logrado la cima del éxito. Un desenlace que quizás puede explicarse al remontarnos a su difícil infancia y adolescencia, las que repasamos a continuación.
Cambios difíciles para Cobain
Era el 20 de febrero de 1967 y Kurt, el primer hijo de Donald Cobain y su esposa Wendy, nacía en la ciudad de Aberdeen, Washington. El pequeño niño de la familia crecía con normalidad y mostraba curiosidad por la música y el arte. Al cumplir cuatro años nació su hermana Kim. Pero todo comenzó a cambiar cuando, después de nueve años de matrimonio, la pareja desgastó su relación hasta que decidieron separarse en 1976.
El pequeño Kurt afrontaba los cambios en su vida de una forma violenta. Después de enfrentar problemas con sus compañero de escuela, tuvo que mudarse con su padre, quien ya iniciaba otra familia. Así, la adolescencia afloraba en el mayor de los Cobain y crecía con ella el resentimiento hacia sus padres, lo que canalizaba a través del arte.
A los 14 años, su tío Chuck Fradenburg, músico de la banda The Beachcombers, le entregó uno de los regalos que darían un giro en su vida: una guitarra. Hasta ese momento la pintura y el dibujo eran las principales disciplinas de Cobain, pero ahí fue cuando la música no lo soltó más.
Un nuevo escape de Kurt
Era pleno apogeo punk, Kurt tenía 15 y los problemas con su madrastra llegaron a un límite, así que se escapó. Vivió en la casa de familiares, hasta que volvió donde su madre y su nuevo esposo en Aberdeen, cambiando una vez más de escuela. Ahí mostró que su lado artístico era lo que dominaba su personalidad, destacando entre sus compañeros.
Pero en su casa las cosas no eran mejor, lo único que lo mantenía animado eran sus nuevos amigos de Melvins, una banda del condado de la que Cobain se hizo muy cercano. Asistía a casi todos los ensayos, y su líder, Buzz Osborne, compartió junto a él su amor por la guitarra.
La oscuridad antes de la fama
Un comienzo musical que se contraponía a su difícil situación personal. Tras alojar un par de años en la casa de su madre, la convivencia con ella fue insostenible. Kurt se iniciaba en las drogas y los problemas con el alcohol de Wendy provocaban discusiones permanentes, y una vez más el joven Cobain emprendió rumbo solo. Estuvo donde amigos y muchas veces durmió en hospitales o estaciones de metro, hasta fue detenido en una oportunidad por rayar las murallas de un edificio.
En medio de sus problemas, su amistad con Dale Crover (baterista de Melvins), aumentó y formaron su propio grupo llamado Fecal Matter, en 1985, con sonidos punk. Grabaron algunas canciones donde una tía de Kurt, pero nunca se consolidaron como agrupación, hasta que se separaron en 1986. Por esos años, Cobain conoció al bajista Kris Novoselic, con quien formó una banda de covers de Creedence Clearwater Revival y luego un proyecto con temas propios, pero aún no tenía nombre.
Un año más tarde ya participaban en tocatas, pero fue en 1988, después de incursionar intensamente en diversas formas de arte como la escritura, la pintura, el dibujo y los collages, que Cobain decidió nombrar a su banda Nirvana, e iniciar la historia de una de las agrupaciones más influyentes de la historia de la música.
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