No ha editado material nuevo en 6 años, su última visita a nuestro país fue hace 4 y aún así la incondicionalidad del fanático local se mantiene intacta. El Velódromo del Estadio Nacional fue nuevamente testigo del arrastre de Manu Chao. En esta oportunidad, el artista quiso expandir sus horizontes y se presentó los días previos en la ciudad de Antofagasta y Caldera, combatiendo el centralismo de los shows internacionales y preparando el terreno para el carnaval que se desataría el pasado domingo en Santiago.
La multiculturalidad se transformaría en un trazo imborrable en la vida de José Manuel Arturo Tomás Chao. En sus primeros años de vida ya sabía de reivindicaciones sociales gracias al origen vasco de su madre. Ramón Chao, el padre del cantautor, vino a complementar esa postura años más tarde. La música, los viajes y el hecho de que la vida se transforma en tómbola, terminaría convirtiendo a Manu Chao en un artista transversal, no sólo en cuanto a búsqueda de sonidos, sino también en la recepción que tiene por parte del público. Pseudo hippies de pelo rubio que parecían perder la orientación en el sector poniente de la capital, guitarras que cobraban vida entre la masa y familias que repartían sus edades en décadas diferentes, completaban la heterogénea concurrencia que Manu Chao logra convocar.
Un concierto de este carácter es algo que trasciende a la música. Es ser parte de algo, es asistir a la comunión que el galo, en su inclasificable estilo, logra dirigir. Si bien su salida al escenario estaba programada para las 21 horas, no fue hasta 40 minutos después que hizo acto de presencia. La razón: un gran número de personas aún no ingresaba al recinto ñuñoíno, por lo que en un acto de solidaridad, decidieron esperarles. Primer gesto de la noche. Cuando las luces cayeron, Gambeat (bajo) fue el primero en aparecer. Lo acompañaron Philippe Teboul (batería de la extinta Mano Negra) y el carismático Madjid en las seis cuerdas. Finalmente, Manu corrió al frente del escenario y mostró con orgullo la bandera de la Nación Mapuche estampada en su polera. El caos se desataba inmediatamente con la intro que mezcla «Ya llegó» con «Mr. Bobby», dejando como resultado una vertiginosa fusión de ska y reggae.
«Se fuerza la máquina» y «Día luna… día pena» pasaban una detrás de la otra, siguiendo con la adrenalina del momento. Manu Chao derrochaba energía, contagiando al público que parecía estar en la misma frecuencia. «Fuera los pacos de territorio mapuche» gritaba el cantante y las pifias de los presentes llegaban como réplica inmediata. «Por el suelo» pregonaba «Pachamama te veo tan triste, Pachamama me pongo a llorar» y dejaba sobre las tablas el conflicto en Arauco, con el cual el artista ha mostrado empatía en cada visita. Manu Chao no se separó de su guitarra acústica, le imprimía velocidad y coordinaba con La Ventura, nombre que lleva su banda en esta etapa, una coreografía en cada coro. «Tadibobeira» seguía haciendo subir los ánimos hasta el turno de «Clandestino», uno de los momentos para destacar de la noche. La ocasión fue aprovechada por organizaciones ciudadanas para lanzar sus dardos contra el proyecto Alto Maipo y la transnacional Monsanto, siendo ambos rechazados duramente por los espectadores.
Manu Chao es latinoamericanista por donde se le mire. Su relación con el continente ha sido estrecha, incluso en los años de Mano Negra, cuando se embarcó en viajes marítimos y se interiorizó en la selva colombiana. Desde aquella época también arrastra pasión por el fútbol, la cual se ve plasmada a la perfección en «La vida tómbola», su homenaje personal a Diego Maradona.
El tridente «La primavera», «Me gustas tú» (quizás, el mayor hit comercial del cantante) y «Bongo Bong» terminaría con la particular visita de un quiltro sobre el escenario. «Qué pasó, qué pasó» arremetía con potencia en el centro de la cancha, que desaparecía entre las nubes de polvo. «Rainin’ In Paradize» instalaba la atmósfera precisa para comenzar con un sahumerio personal.
«Educación gratuita y de calidad», gritaba el cantante con sus brazos en alto, comulgando con la demanda más popular de los últimos años en nuestro país. «Mi vida» venía como antesala para la sorpresa que sería «King Kong Five», tema de Mano Negra perteneciente al álbum Puta’s Fever (1989). Siguiendo con la tónica de combinar sus canciones, pasaría «Politik Kills» y «Machine Gun». El poder de aquellas melodías sobrepasó incluso la seguridad, cuando un par de fans se subieron al escenario. En un acto de populismo, Chao bajaría rápidamente de escena para defender a una fanática que estaba siendo sacada por la seguridad del evento. Ella agradecida, lo abrazó y desapareció escoltada por detrás del escenario. «L ‘hiver est lá» marcaba la primera salida de la banda del escenario, que se deshizo en agradecimientos.
No debieron pasar muchos minutos para que el cuarteto se colgara nuevamente los instrumentos. En esta pasada, «Welcome To Tijuana» encendía los motores nuevamente. «El viento», «Loiloiloi» y «Minha Maconha» se transformaron en excusas perfectas para perpetuar la fiesta. Harían el amague de abandonar nuevamente, pero «Desaparecido» y «Rumba de Barcelona» los tendrían por varios minutos más arriba del escenario. «Mentira» parecía no tener efecto en los músicos, quienes no mostraban signos de agotamiento. «Mala vida». canción insigne de su anterior agrupación, tendría como coro un centenario de voces. Sin duda alguna, el punto más alto de la noche. «Sidi H’ Bidi», «Radio Bemba» y el clásico de Vicente Fernández «Volver, volver» comenzaban a poner punto final a la noche.
Se despidieron en falso una vez más y el show no parecía tener fin. «El Hoyo», «La vaca loca», «Hamburguer fields» y «La Despedida» terminaban con cerca de tres horas de música. Teboul y Madjid se quedaron en el escenario, jugando entre solos y advirtiendo que la velada no daba para más. El histriónico guitarrista bajó la marcha, el público acató y el último foco se apagó.
La fiesta del pueblo tuvo como protagonistas el activismo y el mensaje político. Para muchos, parte del marketing, para otros una verdadera declaración de principios, pero Manu se mantiene firme, alternativo en su forma de trabajo y condescendiente con aquellos a los que busca impactar. Una clase magistral, para muchos, de como reafirmar las raíces propias, sobre todo si esa clase la viene a dictar un extranjero.
La próxima parada de Chao en nuestro país, que será Esperanza, tendrá lugar el próximo 10 de diciembre en el Gimnasio Olímpico UFRO, en la ciudad de Temuco. Las entradas aún se pueden adquirir en las tiendas Eudemoni House (Phillippi 438) y Tienda Pentagrama (Manuel Montt 631 A).
GALERÍA DE FOTOS
Manu Chao en Chile | Velódromo del Estadio Nacional | 08.12.2013
Setlist
1. Ya llegó
2. Mr. Bobby
3. Se fuerza la máquina
4. Día luna…día pena
5. Por el suelo
6. Tadibobeira
7. Clandestino
8. La vida tómbola
9. La Primavera
10. Me gustas tú
11. Bongo Bong
12. Qué pasó, qué pasó
13. Rainin’ In Paradize
14. Mi vida
15. King Kong Five (Mano Negra)
16. Politik Kills
17. Machine Gun (Mano Negra)
18. L ‘hiver est lá
Encore 1
19. Welcome To Tijuana
20. El Viento
21. Loiloiloi
22. Minha Maconha
Encore 2
23. Desaparecido
24. Rumba de Barcelona
25. Mentira
26. Mala Vida (Mano Negra)
27. Sidi H’ Bidi (Mano Negra)
28. Radio Bemba (Mano Negra)
29. Volver, volver (Vicente Fernández)
Encore 3
30. El Hoyo
31. La Vaca Loca
32. Hamburguer Fields (Mano Negra)
33. La Despedida
¡Genial! Consecuente un ejemplo de compromiso social, me encanta.
Hola!… vi el show en caldera, y estuvo re weno, y tu comentario me parece acertado e informado… a partir de lo mismo quisiera preguntarte… ¿sabes cómo se llama el loquito que mezcló temas antes que saliera manu chao??… agradezco la respuesta… saludos!