Bajo y batería son los únicos cimientos sobre los que Royal Blood construye su propuesta sonora, un rock crudo y desprovisto de adornos, una fórmula simple y efectiva que inyectó una buena dosis de adrenalina al público de Lollapalooza Chile 2018, la noche de este sábado 17 de marzo en el Acer Stage.
Si bien la presentación del dúo británico estaba programada para las 18:15 horas en el Itaú Stage, los problemas logísticos en el traslado de equipos que afectaron la jornada hicieron que ésta finalmente se realizara dos horas más tarde en otro escenario y con una duración menor: los 60 minutos de show previstos inicialmente se redujeron a 45.
A pesar del cambio, un público numeroso esperaba con ansias a Mike Kerr (bajo y voz) y Ben Thatcher (batería) a eso de las 20:15 horas. Las primeras notas de «Where are you now?» bastaron para generar un mosh que levantó una polvareda frente al escenario, la que se convertiría en una constante a lo largo de la presentación.
«Siento que estemos tarde, pero gracias por venir. ¿Están listos?», dijo Kerr antes de arremeter con «Lights Out», canción que -al igual que la anterior- se desprende de How Did We Get So Dark?, el segundo álbum del grupo, editado en junio del año pasado. El público demostró que conocía la letra y acompañó con euforia no solo el coro, sino también los riffs del bajo.
Luego de aquello se dio una pausa inesperada. El vocalista explicó que necesitaban arreglar un problema con la amplificación. «Aparentemente somos demasiados ruidosos», dijo con ironía. Mientras se resolvía el tema, Kerr ofreció tequila a sus seguidores y bajó del escenario con un vaso que luego lanzó entre las primeras filas. Ben Thatcher aprovechó el momento para acercarse al micrófono y dijo: «llevamos solo dos canciones y ya los amamos».
Los ánimos no decayeron. Pocos minutos después, la descarga continuaba con «Come on over» y «I Only Lie When I Love You», canciones que demostraron el fiato de un dúo que en solo cuatro años -desde su debut homónimo, editado en 2014- se ha ganado el beneplácito de la crítica y ha ganado espacios en los festivales más importantes del planeta.
Al final de «Little monster», Ben Thatcher arrancó aplausos con un solo de batería al que siguió «Hook, Line & Sinker», una de esas canciones donde el sonido del bajo de Kerr se acerca al de una guitarra y la influencia de figuras como Jack White y Josh Homme resulta más evidente.
Fue con «Figure It Out» y «Out of the Black» que el show llegó a su máxima intensidad. El pulso de la batería al inicio despertó gritos entre el público que sabía lo que estaba por venir. La nube de polvo creció frente al escenario mientras los británicos derrochaban energía y regalaban una última cuota de ruido y distorsión, con el bajista parado frente a la batería, marcando los acordes en el bajo con la mano izquierda, mientras le pegaba a un platillo con la derecha. Fue un momento que los consolidó entre lo mejor de la segunda jornada de Lollapalooza, pero que dejó gusto a poco y ganas de repetir la experiencia.
Fotógrafo: Gabriel Cedrés
Debe estar conectado para enviar un comentario.