El decimocuarto y último disco de estudio de la legendaria banda inglesa de rock progresivo Pink Floyd, The Division Bell, fue publicado el 28 de marzo de 1994, convirtiéndose en el segundo álbum del conjunto sin contar con su bajista original y genio creativo, Roger Waters.
Por aquel entonces, la banda estaba formada oficialmente por David Gilmour (guitarra/voz), Nick Mason (batería) y Richard Wright (teclados), músicos que se tomaron su tiempo para grabar un nuevo disco, debido tanto a problemas en el grupo (las numerosas demandas interpuestas por Roger Waters a sus ex compañeros), como a conflictos externos (divorcio de Gilmour y su posterior adicción a la cocaína).
Cuando las aguas estuvieron mucho más calmadas, Pink Floyd puso manos a la obra, una vez más con la ayuda del productor Bob Ezrin para la creación de un nuevo LP. El trabajo se prolongó durante meses en localizaciones como los Britannia Row Studios, el Olympia Studio y el barco Astoria de Gilmour.
The Division Bell mantiene un hilo conductor a lo largo de sus canciones: la comunicación, o más bien, la falta de ésta y sus consecuencias. El mismo nombre del disco – La campana de la división – es una referencia a la campana que se hace sonar en el Parlamento Británico cuando va a tener lugar una votación.
Mucho se especuló acerca de que estas letras sobre comunicación y relaciones humanas presentes en el álbum se relacionaban directamente con Waters y su enemistad con la banda (entre ellas las líricas de las canciones «Poles Apart» y «Lost for Words»), algo que rápidamente se desmintió. «La gente puede inventar y relacionar una canción de forma personal, pero ya es un poco tarde para intentar hacer magia con lo de Roger», explicó Gilmour.
The Division Bell recibió críticas bastante duras al momento de su lanzamiento. Éstas estuvieron relacionadas al sonido, el que según los entendidos, parecía haberse quedado en la década de los ’80. Hasta Roger Waters lo catalogó como “simple basura… un sinsentido desde el principio hasta el final”. La recepción sin embargo, dijo todo lo contrario y el LP alcanzó el número uno en las listas de ventas del Reino Unido y los Estados Unidos. Además fue certificado disco de oro, platino, doble platino en junio de 1994 y triple platino en enero de 1999 por la RIAA. Hasta la fecha, ha vendido más de 12 millones de copias a nivel mundial.
La gira de promoción de The Division Bell alcanzó cifras increíbles: 110 conciertos en 77 ciudades y cinco millones 300 mil espectadores, logrando recaudar más de 100 millones de dólares. Todo un hito para la banda inglesa. En junio de 1995 lanzaron un álbum en vivo del exitoso tour, Pulse y un video del concierto bajo el mismo nombre.
The Division Bell es la última pieza musical del legado de Pink Floyd. Un fabuloso final a la carrera de una de las bandas que han marcado pauta en la historia del rock.
Pink Floyd – «High Hopes»