Con un impresionante despliegue de tecnología, ambición y talento, Roger Waters presentó en Chile el espectáculo rockero más apoteósico que se haya visto a la fecha. En la primera de dos presentaciones consecutivas en el Estadio Nacional, el músico inglés reiteró la vigencia y universalidad de The Wall ante unas 50 mil personas completamente embelesadas.
Si bien la emoción del público heterogéneo que repletó el recinto ñuñoíno la noche del viernes se podía sentir desde lejos, los ánimos llegaron a punto de ebullición con el épico comienzo del espectáculo a las 21.30 horas. «In the Flesh?» fue una intensa muestra de lo que estaba por venir: un material audiovisual de primera, un sonido cuadrafónico que lo envolvía todo, pirotecnia, una banda virtuosa y dos tercios de un muro imponente que se terminaría de construir a lo largo de la primera parte del show.
Las víctimas de distintas guerras, partiendo por el propio padre de Waters, protagonizaron «The Thin Ice», al ir apareciendo una a una en la pantalla esférica ubicada en el centro del escenario, para llenar luego cada uno de los ladrillos del inmenso muro. El dramatismo se acentúa con los susurros de Waters en la primera parte de «Another Brick in the Wall» que, literalmente, hacen vibrar al Nacional, mientras todo se tiñe de un rojo sangre.
«El miedo construye muros» es el mensaje que se lee en las poleras que visten los 16 niños chilenos que suben al escenario para corear uno de los himnos más conocidos del rock mundial e increpar a la enorme figura del maestro opresor que se erige en uno de los costados.
Cuando los niños se despiden, se rinde homenaje a Jean Charles de Menezes, el brasileño que fue asesinado por error en 2005 por la policía de Londres en el metro de la capital inglesa. Acto seguido, Waters se toma unos segundos para saludar a su público, y tras desatar la euforia con un «¡Buenas noches Chile!», dice en español: «Quiero dedicar este show a la memoria de Víctor Jara y a todos los desaparecidos, muertos y torturados. ¡Los recordaremos!»
Lo que sigue es nada menos que «Mother», en la que Waters canta consigo mismo, pues a su voz en vivo se suma la reproducción de la grabación de un concierto que ofreció en Earls Court en 1980. Sin dejar que los ánimos se calmen, el músico responde una de las preguntas que se hace en la canción, y cuando dice «madre, ¿debería yo confiar en el gobierno?», en el muro se lee claramente -en inglés y en español- «ni cagando» (no fucking way).
Las duras críticas y los lamentos continúan con «Goodbye Blue Sky», cuando en la pared se proyectan las imágenes de centenares de aviones que bombardean la tierra con los símbolos del dinero, religiones, tendencias políticas y logos de empresas multinacionales como Shell y Mercedes-Benz.
La trama y tensión del espectáculo, al igual que la pared, sigue creciendo y aparece nuevamente la mujer como figura agresiva y amenzante. La parte final de «Another Brick in the Wall» incita las palmas del público, mientras la banda ya ha quedado fuera de vista, atrapada por centenares de ladrillos blancos. El último de ellos se pone cuando Waters finaliza «Goodbye Cruel World» y así cierra la primera mitad del espectáculo.
30 minutos de descanso para asimilar todo lo visto trancurren rápidamente, hasta que comienza a sonar «Hey You». En esta segunda parte, el show se centra en el imponente trabajo audiovisual, que se ve con total nitidez en cada rincón del estadio, gracias al funcionamiento de 36 proyectores de última generación.
El despliegue teatral y tecnológico vuelve a hacerse evidente cuando una parte del muro de abre y nos muestra a Waters sentado en un cuarto de hotel, mientras canta «Nobody Home», y después de retomar el mensaje anti bélico con «Bring the Boys Back Home», llega un momento realmente inolvidable con «Comfortably Numb», algo que debe ser visto, sentido y escuchado, y que no vale la pena tratar de describir con palabras que no le harán justicia.
La ópera rock continúa con «The Show Must Go On» e «In the Flesh», cuando el imaginario fascista comienza a aparecer y el chancho negro gigante sobrevuela el estadio. En «Run Like Hell» Waters reaparece convertido en tirano y dispara a su audiencia, mientras las banderas inundan el escenario y los martillos marchan luego al ritmo de «Waiting for the Worms».
El punto culminante del show llega con «Stop» y «The Trial», cuando se proyectan las imágenes de la película realizada en 1982 por Alan Parker. Todos piden a gritos la caída del muro y el cerdo negro es derribado por el público de la cancha. La gente le gana al régimen y el muro efectivamente es derrumbado.
Para la despedida Roger Waters y sus músicos suben al frente del escenario con distintos instrumentos acústicos e interpretan «Outside the Wall», mientras agradecen la respuesta abrumadora de 50 mil personas que abandonaron luego el recinto con la certeza de haber vivido una experiencia única.
The Wall Live es quizás el mayor legado que Waters le dejará al mundo y la mejor muestra de que una obra ya inmensa puede adquirir dimensiones inimaginables cuando un visionario como él decide no conformarse.
El espectáculo se repite la noche de este sábado en el Nacional, para partir después a Buenos Aires en donde batirá un récord histórico con 9 funciones en el estadio de River Plate.
Roger Waters – The Wall Live
02 de marzo 2012 – Estadio Nacional
Setlist
Primera parte
1. «In the Flesh?»
2. «The Thin Ice»
3. «Another Brick in the Wall (Part 1)»
4. «The Happiest Days of Our Lives»
5. «Another Brick in the Wall (Part 2)»
6. «Another Brick in the Wall (Part 2) Reprise»
7. «Mother»
8. «Goodbye Blue Sky»
9. «Empty Spaces»
10. «What Shall We Do Now?»
11. «Young Lust»
12. «One of My Turns»
13. «Don’t Leave Me Now»
14. «Another Brick in the Wall (Part 3)»
15. «The Last Few Bricks»
16. «Goodbye Cruel World»
Segunda parte
1. «Hey You»
2. «Is There Anybody Out There?»
3. «Nobody Home»
4. «Vera»
5. «Bring the Boys Back Home»
6. «Comfortably Numb»
7. «The Show Must Go On»
8. «In the Flesh»
9. «Run Like Hell»
10. «Waiting for the Worms»
11. «Stop»
12. «The Trial»
13. «Outside the Wall»
Nunca había vivido una experiencia a este nivel,la verdad es que The Wall debe ser de las obras de este tipo,la principal.Un espectaculo desde el siglo xx,hecho para el siglo xxl,solo agradecer a este Sr. su legado y que vengan muchos más,sobre todo a regiones…
simplemente deslumbrante, la emocion vivida es inexplicable, por momentos completamente transportado hacia el espacio, fuera de este mundo.
Sin palabras. Anodado por haber visto con mis seres queridos(hijos y mi mujer), el mas grande espectaculo del rock. lO MUSICAL, Las imagenes, el sonido, la puesta en escena, la emocion , el mensaje, en fin todo, del mas alto nivel. gracias Roger por la nostalgia, el placer Y el estado de ensoñacion vivido. Casi imposible superarlo
Fue verdaderamente apoteosico!!!! Un concierto inolvidable y cargado de emociones