Fanáticos entusiastas y la popularidad de Pink Floyd subiendo como la espuma llevaron al bajista Roger Waters a componer The Wall, un álbum que traspasó los límites musicales y se convirtió en una experiencia más allá de los acordes.
Y es que el disco, publicado el 30 de noviembre de 1979, nació cuando el conjunto inglés logró mayor reconocimiento y Waters, David Gilmour (voz y guitarra), Richard Wright (teclados) y Nick Mason (batería) comenzaron a presentarse en recintos de mayor capacidad y a públicos cada vez más numerosos, lo que provocó una sensación de alienación en el bajista, que incluso lo llevó a atacar a algunos asistentes en plena gira In the Flesh de 1977.
Así, Waters ideó el concepto de un muro que separara a los músicos del público en una especie de aislamiento que luego alcanzó ribetes de conducta psicológica. Además, el bajista hacía frente a problemas personales como las secuelas de su traumática niñez debido a la ausencia de su padre (murió cuando él aún no cumplía un año de vida) y el alejamiento de Syd Barrett, uno de los fundadores de Pink Floyd, por problemas mentales.
Todos esos factores llevaron a Waters a concretar un álbum doble compuesto por 26 canciones que hablan de «Pink», un joven cuyo padre había muerto en la guerra y que sufría la sobreprotección de su madre. Además, en su escuela había tenido profesores abusivos y en su camino a la adultez tuvo un matrimonio fallido que lo llevó a una vida de excesos. Cada uno de estos traumas se convierten en un ladrillo más de la pared que lo aísla del mundo.
The Wall fue grabado entre julio de 1978 y noviembre de 1979 en estudios de Londres, Correns, Nueva York y Los Ángeles, bajo la producción de Waters y Gilmour junto a la asesoría del canadiense Bob Ezrin, quien había trabajado antes en álbumes de Alice Cooper, Lou Reed y Peter Gabriel.
En las sesiones participaron, entre otros músicos invitados, el bajista de The Beach Boys, Bruce Johnston, en «The Show Must Go On» y «Waiting for the Worms»; estudiantes de la Islington Green School de Londres en «Another Brick in the Wall (Part II)»; y la Orquesta Sinfónica de Nueva York y el coro de la Ópera de la misma ciudad estadounidense. También se incluye la grabación de Harry Waters, hija del bajista, en ese entonces de dos años, diciendo «Mira, mami, hay un avión en el cielo», al inicio de «Goodbye Blue Sky».
La simple portada de un muro blanco fue ideada por Waters y, por primera vez desde el disco debut –The Piper at the Gates of Dawn (1967)-, no fue diseñada por el grupo Hipgnosis, que había estado detrás de las icónicas imágenes de The Dark Side of the Moon (1973) y Wish You Were Here (1975). El arte interior del álbum fue obra del ilustrador Gerald Scarfe.
The Wall alcanzó el tercer lugar de ventas en Inglaterra, vendiendo hasta ahora más de 600 mil copias. En tanto, a nivel mundial, ya se han despachado cerca de 18 millones de discos.
En 1980, la banda inglesa emprendió la titánica tarea de interpretar en vivo el disco, con la construcción de un muro de 12 metros de alto que cubría el escenario a medida que avanzaba el concierto, además de la proyección de animaciones creadas por Scarfe y la aparición de marionetas gigantes inspiradas en la historia que relataba el disco.
Este espectáculo suscitó un alto costo para la banda (1,5 millones de dólares) y obligó a realizar la gira en tan sólo cuatro ciudades (Los Ángeles, Nueva York, Londres y Dortmund), con 31 shows entre febrero de ese año y junio de 1981.Wright había dejado la banda tras la grabación del disco y luego fue reclutado como músico invitado, recibiendo un sueldo por su participación en la gira, convirtiéndose en la última oportunidad en que se vio juntos a los cuatro miembros (Waters dejó la banda en 1985) hasta su actuación especial en el evento Live 8 en 2005.
En 1982 se estrenó la película basada en el disco, dirigida por Alan Parker, un fanático de Pink Floyd, quien consultó a EMI si había alguna posibilidad de adaptar al cine el álbum. Después de conversar con Waters, ambos comenzaron a trabajar en el filme, que en un principio tendría al bajista en el papel protagónico. Sin embargo, luego fue reemplazado por Bob Geldof, en ese entonces músico líder de la banda The Boomtown Rats, quien interpretó a «Pink» en la cinta que con el tiempo se ha convertido en una pieza de culto, por su trama y por el uso de las animaciones de Scarfe.
Tras su publicación original en 1979, The Wall ha sido reeditado en varias oportunidades: en 1994 apareció remasterizado con un nuevo arte y tres años después en una edición especial por el 20° aniversario. En 2011, como parte de la campaña «Why Pink Floyd…?», fue puesto a la venta bajo el nombre «Discovery», en una versión remasterizada, mientras que al año siguiente apareció en el formato «Experience», con material inédito, y luego «Immersion», compuesto por siete discos, entre ellos demos, versiones en vivo (el álbum Is There Anybody Out There? registra la gira realizada entre 1980 y 1981) y un DVD.
Luego de su salida del grupo, Waters inició una carrera solista pero pronto volvió a hacer un guiño a su creación: el 21 de julio de 1990 realizó un concierto en Berlín para conmemorar la caída del muro, ocurrida ocho meses antes, interpretando el álbum completo. En esa ocasión estuvo acompañado por Scorpions, Van Morrison, Bryan Adams, Sinéad O’Connor y Cyndi Lauper, cuyo registro se puede escuchar en el disco The Wall – Live in Berlin y ver en el posterior DVD lanzado en 2003.
Luego de esa histórica actuación, Waters inició en 2010 la gira mundial The Wall Live interpretando íntegramente el álbum con una puesta en escena llamativa gracias al uso de la tecnología, incluyendo proyectores de última generación y un sonido cuadrafónico. Con esa actuación llegó hasta Chile para presentarse el 2 y 3 de marzo de 2012 en el Estadio Nacional de Santiago, una de las paradas del tour que en tres años completó 219 shows y recaudó casi 460 millones de dólares.
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