Sin duda que no es el disco más popular de la banda más popular de todos los tiempos. Tampoco es el más emblemático ni el que posee las mejores composiciones del cuarteto de Liverpool. Pero claramente resultó ser el álbum más ambicioso de The Beatles, llegando incluso a marcar el inicio del fin del grupo.
De entrada impactó la portada del disco (originalmente llamado The Beatles, pero conocido popularmente como el Álbum Blanco), ya que se trataba de una carátula totalmente blanca con el nombre de la banda grabado. Las primeras ediciones del disco lanzado al mercado el 22 de noviembre de 1968 incluían un número de serie que correspondía al orden de fabricación.
El proceso de composición de este disco doble fue el más prolífico en la historia de la banda y comenzó durante la estadía de The Beatles en la India a principios de 1968. Armados con guitarras de palo, Lennon, McCartney y Harrison le fueron dando forma a las ideas musicales que inundaban sus brillantes mentes. Allí nacieron canciones como «Dear Prudence», «Back in the U.S.S.R.» y «Sexy Sadie», entre muchas otras.
Armonía quebrada
Las sesiones de grabación comenzaron formalmente en mayo en Kinfauns, la hacienda de George Harrison en la campiña inglesa. De allí, salieron los míticos demos de Kinfauns, una de las grabaciones piratas más valiosas de The Beatles. No solo canciones pertenecientes al Álbum Blanco nacieron allí, si no que Lennon, McCartney y Harrison registraron canciones que luego serían incluidas en sus primeros discos en solitario. Sabrosas versiones primitivas de «Junk» de McCartney, «Not Guilty» de Harrison y «Child Nature» (luego conocida como «Jealous Guy») de Lennon fueron interpretadas en esa época.
La tensión entre los cuatro músicos era evidente. Mientras Yoko Ono estaba cada vez más cerca de la banda, tanto presencial como creativamente, Ringo Starr se sentía pasado a llevar por el resto de sus compañeros, llegando incluso a abandonar el grupo por un tiempo. Durante aquel periodo, fue Paul McCartney quien se hizo cargo de la batería en canciones como «Dear Prudence» o «Martha my Dear». Finalmente, todo se solucionó dos semanas después, cuando el resto de la banda esperaba a Ringo con su batería adornada con flores.
A pesar de esta pequeña reconciliación, el clima resultaba bastante tenso en el estudio. En «The Continuing History of Bungalow Bill», Yoko Ono cantó una estrofa, siendo la primera mujer en participar de una grabación oficial de los Fab Four. Sumado a ello, colaboró junto a John Lennon a la hora de armar la extraña y controversial «Revolution 9», un collage de sonidos ambiente y loops de cintas. Sin duda, la canción más extraña de The Beatles.
Mientras los «dos vírgenes» se divertían en su pequeño mundo de amor, Paul McCartney trataba de acelerar el proceso y grababa «Blackbird», «Mother Nature’s Son» y «I Will» solo en un estudio. Por otro lado, George Harrison seguía dándole vueltas a «While my Guitar Gently Weeps» -el guitarrista sentía que sus compañeros no le daban importancia-, hasta que un día decidió llamar a su amigo Eric Clapton para registrar el solo de la canción. De esta manera empezaba a quedar configurado el disco doble, con las 30 canciones más difíciles de la carrera de The Beatles.
En la variedad está el gusto
Ya alejados de la experimentación psicodélica de Sgt. Pepper… y Magical Mystery Tour, esta nueva etapa musical estaba más enfocada en el folk, el rock y el blues. El Álbum Blanco contiene movidos rock & roll como la alegre «Birthday», la jocosa «Back in the U.S.S.R.» y la innovadora «Helter Skelter». Esta última canción fue pilar clave en la creación posterior del hard rock y el heavy metal, gracias a su potencia instrumental y sus marcados riffs de guitarra. Fue algo completamente nuevo para la época.
«Yer Blues», una de las canciones más sucias de The Beatles -y que después sería interpretada por el supergrupo The Dirty Mac en el Circo de los Rolling Stones– aportaba la necesaria cuota de blues rock, «Ob-La-Di, Ob-La-Da» resultaba ser un extraño reggae compuesto por McCartney. «Good Night», una de las dos canciones cantadas por Ringo junto a «Don’t Pass me by», es una hermosa composición con cuidados arreglos de cuerdas y vientos. «Piggies», escrita por Harrison -y que luego supuestamente «inspiraría» a Charles Manson a realizar varios asesinatos-, contenía una fuerte crítica a los políticos de la época con teclados y guitarras de tintes victorianos.
Grandes himnos de la banda quedaron fuera de la edición final del álbum. «Hey Jude» fue registrada durante estas sesiones, pero fue lanzada como single el 26 de agosto de 1968, casi tres meses antes del lanzamiento del disco. El lado B de este single fue «Revolution», canción que sí fue incluida en el corte final del álbum, pero con serias modificaciones. La versión del single tenía rockeras guitarras y desgarradoras voces de John Lennon, mientras que la versión del disco («Revolution 1») estaba marcada por las guitarras acústicas y las voces más suaves.
En fin, la variedad de estilos musicales del Álbum Blanco es enorme. Esto tiene una razón: cada uno de los integrantes del grupo comenzó a trabajar de manera muy individualista, debido a las fricciones que existían entre ellos. En la cabeza de cada uno nacía una idea y se iba desarrollando personalmente e incluso se grababan en solitario. El proceso de grabación de The Beatles fue tan agotador y difícil, que significó el comienzo de las discusiones y rencillas que acabarían por decantar en el fin de la banda en 1970.
De esta manera concluyó el disco más ambicioso de The Beatles, con extenuantes jornadas de grabación, fuertes discusiones entre sus integrantes, una Yoko Ono más influyente que nunca, una enorme cantidad de canciones de diferentes estilos y temáticas que hablaban desde el amor a una mascota hasta la espiritualidad, pasando por historias personales y críticas políticas. Dicen que no hay disco de The Beatles que sea malo y el Álbum Blanco reafirma esto, a pesar de todo el daño que le hizo a la banda.