Un emotivo y especial concierto vivieron más de 60 mil fanáticos la noche del sábado 19 de noviembre, en el último concierto de Black Sabbath, la banda pilar del heavy metal, en Chile. En su despedida, la leyenda británica repasó temas fundamentales de su discografía: himnos de la música pesada que han sido fuente de inspiración para innumerables agrupaciones de rock duro y heavy metal.
La jornada comenzó a tempranas horas, con los nacionales Yajaira, una de las bandas pioneras del stoner a nivel latinoamericano. Con más de 20 años de carrera, el grupo liderado por Miguel «Comegato» Montenegro (bajo/voz) y Samuel Maquieira (guitarra) se despachó sencillos como “Abre el Camino”, “Estados Alterados”, “Dámelo” y “Muerte Astral”, siendo recibidos de excelente forma y agradeciendo el espacio brindado.
Rival Sons, agrupación norteamericana oriunda de Califiornia, cultivadores de un rock n’ roll y blues con influencia de bandas como Led Zeppelin, Bad Company, Deep Purple, The Doors y otros íconos de dicha veta musical. En poco más de media hora lograron conquistar con sus melodías al público. “Electric Man”, “Torture” y “Open my Eyes”, entre otros cortes, todos de un feeling setentero pero con ingredientes personales, fueron otra perfecta antesala antes del acto principal.
Ya pasadas las 21 horas y con el manto oscuro de la noche -ambiente perfecto para la lúgubre música de Black Sabbath-, la agrupación padre de heavy metal, nacida a fines de los ’60, hizo su aparición en el escenario y abrió los fuegos con el tema que dio nombre a la banda, encantando y hechizando a la audiencia. “Fairies Wear Booots” (con su proyección lisérgica en las pantallas) y “After Forever” completaron un combo musical de composiciones inmortales.
Estar en el Nacional esa noche fue casi un viaje al pasado, pues el grupo -integrado por Ozzy Osbourne (voz), Tony Iommi (guitarra), Geezer Butler (bajo), más el ya experimentado Tommy Clufetos en batería, supliendo a Bill Ward- ofreció una artillería de clásicos, destacando “Into the Void” (que sonó aún más lenta y pesada que en su versión original), pasando por la apología a la “nieve blanca” con “Snowblind”.
Ozzy se dirigió al público, saludando y agradeciendo la respuesta, para presentar una de las composiciones antibélicas más representativas del rock: “War Pigs”, que fue antecedida por el sonido de sirenas, lo que agregó un dramatismo memorable a una canción inmortal, que fue cantada por las más de 60 mil gargantas en el recinto ñuñoíno. Una postal sublime.
Black Sabbath sonó impecable: cada instrumento se escuchó de forma nítida, aderezado con los riffs de Tony Iommi, que impuso un muro sónico impenetrable en composiciones como “N.I.B” (con un bajo punzante de Geezer Butler) y «Iron Man». En tanto, Tommy Clufetos, tras la breve interpretación de la instrumental “Rat Salad” (apoyada con imágenes de la época setentera), se despachó un magistral solo de batería, siendo ovacionado por la concurrencia.
Tras la discreta “Dirty Woman”, la rapidez se tomó por asalto la jornada con “Children of the Grave”, con una cancha repleta que saltó y coreó cada estrofa, para que Sabbath posteriormente se retirara del escenario. A los pocos minutos, los mágicos dedos de Iommi dieron el vamos a “Paranoid”, para desatar la locura total: un cierre de antología, en un show que pasó demasiado rápido. De esta forma, Black Sabbath escribió el capítulo final de una historia de casi cinco décadas, con un legado e influencia que perdurará por los siglos de los siglos. Un adiós a lo grande a una leyenda.
Black Sabbath | 19.11.2016
Setlist
1. Black Sabbath
2. Fairies Wear Boots
3. After Forever
4. Into the Void
5. Snowblind
6. War Pigs
7. Behind the Wall of Sleep
8. N.I.B.
9. Hand of Doom
10. Rat Salad / Solo batería
11. Iron Man
12. Dirty Women
13. Children of the Grave
Encore:
14. Paranoid