Christina Rosenvinge: «Los Subterráneos no existían»

Una pequeña presentación en el Festival de Viña del Mar del año 1994 coronó la popularidad en Chile del disco Que Me Parta Un Rayo (1992), firmado por Christina y los Subterráneos. Canciones como “Tú por mí” o “Mil pedazos” nunca perdieron vigencia en la programación radial y esa imagen de éxito pop sigue hasta el día de hoy como carta de presentación al promocionar su nueva visita al país como Christina Rosenvinge ex Los Subterráneos.

“En realidad esa banda no existía”, dice de entrada la compositora en exclusiva para Rocknvivo, agregando que las canciones siempre fueron suyas y que en esa época ya era, como ahora, una cantautora. “Lo que ocurre es que en esa época puse el nombre de Los Subterráneos y pensé que iba a ser una banda fija, pero nunca lo fue. La gente que grababa los discos no era la misma que tocaba en directo y luego cambiaba en cada disco”, explica.

Aunque masivamente en Chile pareciera que esa etapa es la más importante de su carrera, existió música antes y después, alcanzando a tener rotación radial algunas canciones de Cerrado (1997), su primer disco con nombre y apellido. Desde ahí se editó la llamada “trilogía neoyorquina”, con discos más experimentales como Frozen Pool (2001), Foreign Land (2002) y Continental 62 (2006), junto a las colaboraciones de músicos como Steve Shelley y Lee Ranaldo de Sonic Youth.

Todo ese tiempo pasó para que volviera a componer discos completamente en español y Verano Fatal (2007), junto al músico español Nacho Vegas, fue la antesala para el celebrado álbum Tu Labio Superior (2008) y un EP llamado Tu Labio Inferior (2008), cuyo material presentó en vivo en el año 2010 en el Teatro Nescafé de las Artes de Santiago.

“Ya cuando hice mi primer concierto en Chile en los años ’90 me quedé un poco frustrada porque en realidad quería tocar en recintos más pequeños, hacer más conciertos y también ir de gira. No sólo tocar en macro conciertos, sino tener un contacto más cercano”, nos dice al teléfono desde España.

Este año el número de actuaciones sube a 5 y no sólo en Santiago. El lanzamiento de su último disco, llamado La joven Dolores (2011), la llevará por cinco ciudades, incluyendo fechas en el Teatro La Cúpula en Santiago (5 de mayo), en el Teatro de la Universidad de Concepción (9 de mayo), en la Discoteque Ovo, del Casino Enjoy de Viña del Mar (12 de mayo), en el Casino Enjoy de Antofagasta (13 de mayo) y cerrar en el Casino de Coquimbo (14 de mayo), mostrando en vivo “la primera joya musical del año” , como calificó este trabajo la revista Rolling Stone de España.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS con Christina Rosenvinge

– ¿Podríamos afirmar que tu relación con Chile va creciendo pero a la vez logrando una mayor intimidad?

Sí, desde luego que me gustaría que fuera así. Cuando volví a cantar en español con Tu Labio Superior pensé inmediatamente que ese disco le iba a gustar al público chileno y entonces empecé a empeñarme en que fuéramos y montáramos una gira. Ya lo del año pasado fue un primer paso y este es otro paso y espero que efectivamente esto se convierta en algo de ir todos los años y tocar para la gente allí porque es verdad que es un país que es especial para mí.

– Ya tienes tu trilogía neoyorquina con tres discos mayoritariamente en inglés ¿Tendrán un cierre tus últimos dos discos en español o escribir en tu idioma ya no tiene fecha de término?

Es posible porque me gusta cerrar las cosas. Es posible que el próximo disco sea la tercera parte porque la temática de las canciones va en torno a lo mismo. Me gustaría, a lo mejor, pero no estoy segura ni siquiera que sea lo siguiente que voy a hacer, pero si tengo pensado hacer una serie de canciones que irían relacionadas con estos dos discos.

– Has señalado que desechaste muchas canciones para elegir los temas que iban a componer este nuevo disco ¿Te olvidas de lo que ya botaste o lo utilizas en otro momento?

La verdad, si hay algo que he aprendido en la vida es que es muy importante saber deshacerse de las cosas. Es decir, si yo grabo todo lo que se me ocurre tendría discos que en la media serían más mediocres. Yo misma selecciono mucho las ideas y cuando llego a grabar una canción es porque tengo motivos importantes para hacerlo, si considero que se parece demasiado a otra cosa o que no ha llegado a donde tenía que llegar no lo hago.

– En este disco utilizas personajes femeninos mitológicos y su nombre es el de un barco (La Joven Dolores fue una embarcación que conectó Ibiza con La Formentera durante mucho tiempo). ¿Sientes una cercanía con la literatura al componer tus canciones?

Cuando escribo las letras les dedico muchísimo tiempo y no quiero simplemente escribir palabras encima de la música sino que para mí la letra es algo muy importante, a lo que le doy mucha importancia y además la inspiración es literaria casi siempre.

– Aunque has dicho que tus últimos discos son más directos y simples pareciera que es así sólo en la superficie. ¿Cómo logras hacer convivir la vulnerabilidad en la interpretación con la fuerza filosa del contenido?

En esta última etapa no intento pretender ser más fuerte de lo que soy, es decir, mi manera de interpretar es así, he dejado salir un lado a lo mejor más vulnerable o más dulce pero a la hora de escribir letras escribo sobre los sentimientos y emociones más desnudas, entonces no quiero que las letras suenen edulcoradas aunque la música sea más dulce y de hecho el contraste me gusta porque creo que resulta muy real, muy parecido a como se percibe la vida, donde las cosas nunca son bonitas del todo o feas del todo; intento trasplantar eso a la música.

– En tus discos y conciertos sobresalen nombres como Charlie Bautista (Russian Red) o Steve Shelley (Sonic Youth) y ahora se suman más como Aurora Aroca (Boat Beam), Georgia Hubley (Yo La Tengo) y Chris Brokaw (ex Come) ¿Qué importancia le das a estas colaboraciones musicales?

Bueno, la mayoría son colaboraciones que han surgido una vez que las canciones estaban acabadas. Pero la verdad es que tener gente que ha influido en mi música y a la que admiro, tenerles tocando mis canciones pues me hace mucha ilusión; entonces cuando han surgido oportunidades pues siempre lo aprovecho porque algo bonito de esta profesión es encontrarte con gente que te gusta mucho y tú le gustas también.

– Sabemos que lo de Georgia Hubley (Yo La Tengo) fue porque estaba grabando en un estudio cercano al tuyo…

El caso de Georgia Hubley fue más una anécdota, estaba en el estudio en Hoboken muy cerca del que grabamos nosotros. Yo no la conocía de nada pero Steve Shelley la conoce, aunque tampoco demasiado, entonces le enviamos un email diciendo que estábamos en el estudio cerca grabando una canción y si le gustaba podría hacer los coros y ella vino, sabes, fue una cuestión improvisada.

– ¿Y cuando el colaborador tiene similitudes, por ejemplo, en la forma de componer, cantar y ver la música, como en la canción junto con Benjamin Biolay?

En el caso de Benjamin Biolay nos conocimos porque una web nos juntó para tener una charla y él conocía mis discos y yo conocía los suyos, entonces quedamos en hacer algo juntos en algún momento. Y luego cuando surgió la oportunidad de grabar “La idiota en Mi (mayor)”, que era para el día de la música europeo y pedían una colaboración internacional, europea en concreto, pensé en él.