Mientras las drogas psicodélicas comenzaban a ser más comunes entre los jóvenes, la música también se involucró en este ámbito. En la segunda mitad de los ’60, el LSD se convirtió en la moda y muchos músicos, mediante ella, llevaron al rock a otras dimensiones. Así, The Velvet Underground en sus primeras presentaciones en vivo llevó su música a otras experiencias, en su mayoría visuales.
Esa particularidad llegó hasta el artista Andy Warhol, quien “apadrinó” al grupo, aconsejándoles incluir en su alineación a la cantante alemana Nico. Con ella, el conjunto de Nueva York grabó en 1966 su álbum debut homónimo, una de las piezas claves a la hora de hablar de rock experimental.