Dream Theater y su innegable calidad y entrega

Finalmente, Dream Theater, una de las agrupaciones -sino la más- representativa de los sonidos heavy/progresivos pisaba por tercera vez tierras chilenas para ofrecer un concierto esperadísimo por sus fans, quienes desde tempranas horas de la tarde del viernes comenzaron a llegar al Movistar Arena. Ya los días anteriores Jordan Rudess y Mike Portnoy habían compartido una sesión de autógrafos, demostrando su cercanía y cariño por el público nacional.

Los encargados de abrir el show fueron Bigelf, banda que no es muy conocida por estas latitudes, pero que rápidamente se ganó el respeto de los presentes con un excelente show, en el cual incluyeron de invitado especial tras la batería al mismísimo Portnoy en una canción, lo cual por supuesto desató la locura del público. Tras cerca de 40 minutos en escena, durante los que interpretaron temas como “Pain Killers” e “Hydra”, la banda se despide agradecida a los chilenos.

Pasadas las 20.40 horas, se apagan las luces del Movistar Arena, y una intro nos lleva directamente a “A nightmare to remember”, tema que abre la nueva placa de los neoyorquinos, quienes aparecen en escena para provocar el delirio de los casi 10 mil fanáticos. La banda derrocha calidad musical por todos lados, en este corte de casi 15 minutos de duración. ¡Increíble!

Tal cual como en Black Clouds & Silver Linings, suena a continuación “A Rite of passage” corte de medio tiempo el cual hace saltar al Movistar Arena. Un Portnoy sólido tras la batería, un inspiradísimo John Petrucci (guitarra) y un sonido cristalino del recinto permiten disfrutar de excelente forma a la banda.

“Hollow Years” del Falling into Infinty (1997) relaja el ambiente, apareciendo los encendedores en esta clásica balada de Dream Theater. Una pantalla central más otras dos a los costados, nos mostraban pasajes del videoclip, todo ello mezclado con las imágenes en vivo en el escenario.

A continuación, el calvo tecladista Jordan Rudess, se despacha un solo magistral, en el cual gracias su iPhone conectado a su instrumento y a las pantallas, reproduce imágenes de una caricatura (de su persona), sincronizada tocando el teclado. Aplauso cerrado para Jordan.

“Phophets of war” continúa con la adrenalina, muy poderoso tema, cuyo coro fue cantado por el público en su totalidad. Otra vez, tiempo para un tema nuevo: se escuchan los acordes de “Wither”, de pasajes más relajados, con un James LaBrie cantando en perfecta forma, agradeciendo a los chilenos y feliz de estar por tercera vez aquí.

Luego, tiempo para un clásico: “The Dance of eternity”, seguida de “One last time”, piezas maestras del “Metropolis Pt2”, uno de los trabajos más aclamados de la banda. Juntas logran uno de los puntos altos del concierto.

Acto seguido, James LaBrie tiene palabras de fuerza y aliento para el pueblo chileno, solidarizando con el momento que vive nuestro país, dedicando “The Spirit carries on”. Muy buena elección para el momento que atravesamos en la actualidad como nación.

“In the name of God” cierra la primera parte del show, para luego de pocos minutos regresar y cerrar definitivamente con la épica “The Count of Tuscany”, pieza que cierra su nuevo disco, de cerca de 20 minutos de duración, donde brillaron todos sus miembros, sin excepción.

Una presentación impecable, virtuosismo y calidad derrochadas a mil en el escenario, y un público conectadísimo con la banda, fue el cuadro de la noche. Extraño sí, que Dream Theater no interpretara “As I am” o su himno “Pull me under”, la cual fue pedida desde temprano por los asistentes.

Esperamos por cuarta vez los sonidos progresivos de los neoyorquinos. Sus shows son de una calidad innegable para los amantes del buen rock.

[EL CONCIERTO EN IMÁGENES]