En medio de una extensa gira mundial que traerá a Garbage a Chile el próximo 14 y 15 de diciembre, Duke Erikson se toma unos minutos para conversar con RockNvivo vía telefónica sobre la banda y su más reciente disco, el hermoso Strange Little Birds, que algunos críticos han descrito como el mejor del cuarteto desde el exitoso Version 2.0 (1998).
Más de 20 años han pasado desde que Garbage irrumpió en la escena internacional con su debut homónimo, con una mezcla inusual de visibilidad mediática y letras que hablaban sobre emociones complejas y sombrías que pocas veces tienen cabida en los éxitos radiales. Hoy, más alejado del mainstream y quizás con menos furia, Garbage continúa siendo -tal como sostiene el nombre de su último álbum- una rareza.
Inseguridades, cuestionamientos y desalientos forman parte de un conjunto de canciones donde también hay cabida para el amor. «Creo que las letras reflejan la forma en la que vemos el mundo hoy (…) El mundo está en un lugar difícil actualmente y creo que las letras reflejan eso. Pero también pienso que, en todos nuestros discos, hay una luz y quizás un poco de humor aquí y allá, para reflejar un poco de esperanza. Al menos la música suena esperanzadora», comenta Duke -que en va alternando labores como guitarrista, bajista y tecladista- desde Australia.
También con algo de esperanza trata de digerir los resultados de las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos. «Yo no voté por Donald Trump», explica. «Quedé en shock, pero en retrospectiva ahora puedo entender cómo pasó. Pienso que al final puede ser algo bueno en el sentido de que despierta un poco a la gente. Espero que algo bueno salga de esto, pero estaba muy decepcionado, como mucha otra gente».
– Cuéntame sobre tu amor por la música, ¿cómo lo descubriste?
Yo fui uno de los miles, si no millones, de niños que vieron a los Beatles en televisión y desde ese momento en adelante sentí que sabía lo que quería hacer. Al menos tenía que intentar hacerlo. Era un fanático de la música antes de eso, pero ver el poder de una banda y cómo pusieron el mundo de la música, si no el mundo entero, de cabeza fue realmente inspirador. Esa fue mi primera llamada.
– ¿Es cierto que primero te enamoraste del piano?
Sí, creo que el piano fue lo primero. Mi tío me compró una batería y luego tomé prestada la guitarra eléctrica de un amigo y creo que aprendí a tocar todos esos instrumentos de forma simultánea. Tenía trece años aproximadamente.
– El año pasado celebraron los 20 años del primer disco de Garbage con una gira. ¿Cómo fue la experiencia de mirar hacia atrás y ver todo lo que pasó en este tiempo?
En el proceso de preparación para el tour tuvimos que volver a aprender y volver a escuchar el primer disco y eso realmente nos hizo apreciar la música que creamos en aquel entonces. Nos hizo sentir bastante satisfechos que aún se mantenga tan bien; todavía suena bien. Creo que las canciones son realmente fuertes, la producción funciona, las letras… todo en ese disco aún se sostiene bien. Estamos felices de haber tenido esa oportunidad y que de alguna manera, aún hoy, funcione. Yo me siento muy afortunado de que hayamos podido salir de gira y ver el mundo; quizás esa ha sido una de las grandes recompensas de este trabajo, pues hemos tenido la oportunidad de tocar, conocer lugares y personas en todo el mundo, y eso es algo que nunca habría pasado si no fuera por esta banda.
– ¿Se sienten más cómodos y unidos como banda hoy en día?
Creo que sí. Pienso que la banda es mejor en casi todos los sentidos. Tocamos mejor, nos llevamos mejor, como amigos y como colaboradores. Creo que hemos aprendido cuán afortunados somos y cada uno de nosotros realmente respeta la relación que tenemos. Este último disco fue uno de los más placenteros de hacer en mucho tiempo para nosotros. Todos estábamos en sintonía y creo que eso se muestra en la música.
– Luego de su reunión crearon Stunvolume, ¿cómo ha sido la experiencia de tener su propio sello discográfico?
Una de las razones por las que tomamos ese largo hiato hace algunos años fue nuestra desilusión con el negocio de la música. Sentíamos que no estábamos en control de nuestro destino. No estábamos en control de nuestra carrera. Sentimos presión del exterior, ya fuera real o imaginada, nos sentíamos fuera de control. Esa no es una buena sensación para un artista, porque afecta tu arte y yo creo que estaba afectando nuestra música y estaba haciendo que toda la experiencia pareciera más un trabajo que el hacer algo por el amor y el disfrute de hacerlo. Se volvió muy difícil y puso presión en la relación entre nosotros. Cuando nos reunimos tomamos la decisión de hacerlo por nuestra cuenta y alejar todas esas fuerzas externas que estaban teniendo un impacto negativo en todo lo que estábamos haciendo. Creo que ha valido la pena. Hacemos la música que queremos hacer, tomamos todas las decisiones de negocio y controlamos cada aspecto de nuestras carreras ahora. Eso trae consigo más responsabilidad, pero lo vale. Probablemente nunca habríamos hecho un disco como éste si estuviéramos en un gran sello, con la expectativa de que fuera esto o lo otro. Pensamos que seguiremos haciendo música, incluso mejor, por la posición en la estamos. Una posición de independencia, por así decirlo.
– ¿Cuál es el mejor show de rock que has visto en vivo?
Dios, no lo sé… Siempre vuelvo a The Who. He visto a The Who unas tres veces y siempre han estado en lo más alto de mi lista, en cuanto a los mejores concierto que he visto. Tocan con tal intensidad y fuerza, y sus canciones son tan buenas. Su performance es lo mejor que he visto, pero luego hay también conciertos más pequeños. Vi a PJ Harvey en Boston cuando estábamos de gira hace tres años y, en una escala más pequeña, fue muy poderoso. Fue en un club pequeño, pero fue increíble. Patti Smith también está arriba en esa lista.
– ¿Cuáles son los principales elementos que hacen que un show sea extraordinario?
Primero se trata de la música, por supuesto, pero lo mejor es la conexión entre el artista y el público. Ahí es cuando el show es mejor, cuando el público se alimenta de la música del artista, y el artista se alimenta del público. Todo se trata de esa conexión.
– ¿Qué expectativas tienes de sus próximos conciertos en Chile?
Estoy muy emocionado. Todos lo estamos. Nos encantó la última vez que tocamos allá, fue muy emocionante y creo que definitivamente hubo una conexión ahí. El público estaba muy vivo y con pasión. Realmente no podemos esperar. Estoy muy feliz de que esta larga gira en la que estamos vaya a terminar en Sudamérica. Son los últimos conciertos que daremos este año, así que es una gran forma de terminar el año.
Garbage en Chile 2016
Banda invitada: Lucybell
14 (Agotado) y 15 de diciembre – 21:00 horas
Teatro Caupolicán (San Diego 850, Santiago)
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Valor de entradas (sin cargo por servicio)
Platea Alta: $22.000
Platea Baja: $27.000
Cancha: $37.000
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Entradas a la venta a través del sistema PuntoTicket.
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