No bastó con que haya sido la quinta vez en Chile. Tampoco que faltaran éxitos. Ni que durara menos de 90 minutos. Lo de Korn este jueves 27 de abril quedará registrado como uno de sus mejores conciertos en estas tierras.
Con The Serenity of Suffering como excusa para viajar a Sudamérica, las presentaciones en esta lado del continente en realidad fueron un repaso a su discografía. De hecho, sólo dos temas de su disco lanzado en 2016 fueron parte del show de cerca de 70 minutos.
La jornada partió con los chilenos Temple Agents como número de apertura. Aunque lo suyo va por el lado más hard rock, de igual manera recibieron la aprobación y el apoyo del público que iba a ver el plato principal, con cerca 20 minutos de show en el que demostraron ser uno de los nombres con mayor proyección de la escena local.
Unos minutos después de las 21:00 horas y luego de que los cerca de cinco mil asistentes que agotaron las entradas disfrutaran y aplaudieran hasta de la prueba de los instrumentos de los técnicos, Ray Luzier fue el primero en aparecer para sentarse en la batería y regalar una espectacular intro de «Right Now».
Fue el primer misil de un concierto que no bajó ni en energía del público (con un par de bengalas encendidas en cancha) ni decibeles desde el escenario, por donde pasaron «Here to Stay», «Somebody Someone» y «Y’All Want a Single».
El coro del público incluso hacía que los riffs distorsionados y la voz de Jonathan Davis apenas se notara por los parlantes, generando una de las postales más potentes que se hayan visto por el recinto de calle San Diego.
Pero el regreso de Korn no sólo tenía la intención de mostrar su nuevo álbum: el tramo sudamericano tuvo a Tye, el hijo de 12 años de Robert Trujillo, como bajista, en uno de los sucesos más espectaculares que recuerde la historia del rock.
Con su debut a mediados de abril en Colombia, en Chile se notó que llegaba con experiencia y sin tantas dudas como esa vez en Bogotá. Con polera de Meshuggah (y después de Suicidal Tendencies) en el primer tema apareció sobre una tarima al lado de Luzier, pero en el segundo pasó a primera fila y repartió personalidad, carácter y estilo bajo la atenta mirada de Robert Trujillo a un costado del escenario y con el público coreando su apellido.
De hecho, el guiño a Metallica no sólo fue por la presencia del bajista allí: al final de «Shoots and Ladders», la banda regaló unos minutos de «One» de los oriundos de Los Angeles, con Trujillo dándole al bajo como su padre. Y unos minutos más tarde, el adolescente se mandó un solo junto a la intro de «N.I.B.» de Black Sabbath.
La siempre efectiva «Blind», la provocativa «Twist» y la potente «Good God» cerraron la primera parte del concierto. Al regreso, dos clásicos: «Falling Away From Me» y «Freak on a Leash», provocando los últimos mosh de los tantos que aparecieron durante la noche.
Un final potente para una jornada en la que Korn volvió a confirmar que ese encantamiento que logró en los ’90 sigue vigente en el público chileno. Y con Trujillo regalando uñetas, baquetas y dando la mano a los de primera fila, la postal fue completa.
Korn | Teatro Caupolicán | 27.04.2017
1. Right Now
2. Here to Stay
3. Rotting in Vain
4. Somebody Someone
5. Word Up!
6. Coming Undone
7. Insane
8. Y’All Want a Single
9. Make Me Bad
10. Shoots and Ladders / One
11. Blind
12. Twist
13. Good God
Encore:
14. Falling Away From Me
15. Freak on a Leash
Fotógrafo: Miguel Fuentes
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