Mismo lugar, 10 años después. El sábado 7 de enero, el Estadio Nacional de Santiago volvió a recibir la Cumbre del Rock Chileno que en su cuarta versión hizo un recorrido durante 15 horas por lo más granado de la música nacional.
Eso sí, a diferencia de esa primera edición, lo de este 2017 apuntó a expandir las fronteras de esa siempre controvertida etiqueta de «rock»: en esta ocasión, los nombres que desfilaron por los dos escenarios provinieron del pop, reggae, rap y hasta cumbia.
La calurosa jornada partió a las 11 de la mañana con Julius Popper en el escenario Rojo, seguido por la participación de Yo Soy Pérez en el escenario Azul. Tal como en las tres versiones anteriores, la dinámica de iniciar un show apenas termina el anterior resultó favorable en término de ritmo y programación, con una duración de entre 15 a 40 minutos.
Con los termómetros marcando 30 grados cerca de las 14:00 horas, las presentaciones de Weichafe, Pedropiedra y Los Miserables aumentaron más la temperatura ante recinto que reunía a esa altura cerca de 15 mil personas.
Uno de los primeros momentos destacados de la jornada se vio en el show de Sinergia, quienes invitaron a cantar «Te enojai por todo» a Mel Contreras, una niña de 11 años del Sename que el baterista Bruno Godoy conoció mientras impartía clases como parte del programa «Liberando Talento» de las Escuelas de Rock.
Mientras por los escenarios pasaban nombres ochenteros como Aparato Raro, la propuesta rockera de Camila Moreno, el funk de Los Tetas y la potencia de Lucybell, en sector cancha se veía uno de los puntos bajos de la jornada: filas de hasta 50 metros con personas que esperaban en las seis instalaciones de entrega de agua, situación que llevó incluso a que gente de Pacífico rellenara botellas y las lanzara hacia cancha.
En más de 15 horas de música también hubo otros momentos memorables sobre los escenarios: Javiera Parra junto a su hermano Ángel versionaron «Qué he sacado con quererte» de Violeta Parra: y Los Tetas invitando a cantar a Mon Laferte en «La medicina», como lo hiciera originalmente Ana Tijoux en los ’90.
Por su parte, Álex Anwandter, uno de los exponentes pop más aplaudidos del último tiempo, se refirió, precisamente, a la denominación de rock del evento. Antes de cantar «Cómo puedes vivir contigo mismo» afirmó: «No es el lugar indicado para hacerlo, pero yo no me siento representado con el rock. Es un club de hombres. Necesitamos más igualdad y más respeto para las mujeres y para la comunidad gay». Luego de ello, vino un desperfecto que le impidió terminar la canción.
Pero no fue el único inconveniente: en el turno de Día Cero (ex miembros de La Ley), un problema técnico por utilizar equipos distintos al resto de los artistas y bandas que impidió que sonaran los instrumentos, según la producción, llevó a un retraso de media hora hasta que el conjunto apareció en el escenario Azul para ofrecer un regular show con versiones de la desaparecida banda nacional.
Mención aparte merece Mon Laferte. Pese a que su música escapa del rock que promulgaba el evento, lo de la chilena radicada en México fue una verdadera muestra del buen trabajo que ha hecho en los últimos años. Una puesta en escena cautivante y su espectacular voz la llevaron a ser la actuación más destacada de la Cumbre, con ovación incluida. Y además participó en los shows de Los Tetas y Los Tres, e invitó a Francisca Valenzuela en su propia presentación.
Por otro lado, Jorge González, sin lugar a dudas, era la estrella de la jornada. Anunciada como su despedida de los escenarios, el legado dentro de la música chilena se vivió durante la Cumbre. Algunos guiños: Pedropiedra tocó su canción-homenaje «La balada de J. González»; Weichafe regaló una versión de «Estrechez de corazón»; Nicole interpretó «Tren al sur»; y Chancho en Piedra cantó «Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos».
A las 21:50 horas, el escenario Rojo recibió a González junto a sus músicos de apoyo para ofrecer una emotiva presentación de cerca de 45 minutos enfocado en sus creaciones solistas, aunque también dio espacio para joyas de Los Prisioneros, como «Amiga mía» y «El baile de los que sobran».
Tras la actuación de González, vino la entrega del Premio Icono del Rock Chileno a Álvaro Henríquez en manos del propio ex líder de Los Prisioneros. Luego vinieron las actuaciones estelares de Los Tres, Manuel García y Chancho en Piedra, además del cierre de fiesta a cargo de Santaferia y Guachupé.
Con más de 15 horas, 35 mil asistentes y una alta temperatura, la cuarta edición de la Cumbre fue una fiesta nacional. Emotivo, potente y renovado, el evento fue una gran combinación de pasado y presente de la música hecha en Chile.
Fotógrafo: Jorge Sánchez
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