Luego de años trabajando como baterista de diversos artistas y bandas, el músico chileno Francisco Salas se atrevió a dar un paso al frente y comenzar a pavimentar una carrera como solista, la que lo tiene a semanas de publicar su primer disco.
El viñamarino que vivió un tiempo en México – país donde trabajó con, entre otros, los chilenos Mariel y Pali y la azteca Carla Morrison – volvió a su país para dar término a este registro, el que según cuenta está inspirado en una etapa melancólica relacioanda en gran parte por un quiebre amoroso.
«Nada mejor que la melancolía para escribir», asegura Salas quien además cuenta que durante todo este proceso ha estado encargado de todos los detalles del álbum. «Letras, arreglos y la interpretación instrumental. Estoy súper metido en cada cosa. Grabé la batería, guitarra, creé los coros, armonías, voces, estoy muy encima de todo mi proyecto», comenta.
Es así como el otrora baterista de proyectos como Rosewell, Tronic, Kudai, Francisca Valenzuela, Fahrenheit, Lillyput y Natalia Lafourcade – hoy está enfocado ciento por ciento en este trabajo discográfico que en vivo mostrará junto a Josué Villalobos (batería), Luis Henríquez (bajo) y Cristóbal Jofré (guitarra) y del cual ya se puede escuchar un pequeño adelando a través de un video que el músico publicó en mayo en sus redes sociales. Al respecto cuenta que se trata del primer single del disco, pero aclara que pronto será relanzado con un nuevo video dirigido, tal como el promocional, por Sebastián Álvarez.
A la par de la promoción del LP, el baterista se encuentra trabajando en un proyecto relacionado con la muestra de este registro de manera itinerante. «Se trata de un tour por Chile en una casa rodante. La idea es ir visitando todos los pueblos con la facilidad de poder tocar donde queramos», cuenta.
Con sólo algunas presentaciones en vivo como solista y a la espera del lanzamiento de su ópera prima, Francisco Salas conversó con Rocknvivo acerca de su proyecto, sus influencias y de cuál es su plan para instalarse dentro de la escena musical chilena.
Preguntas y respuestas con Francisco Salas
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– ¿Cómo fue tu experiencia tocando para artistas y bandas de estilos tan diversos?Cuando te tomas tu carrera en serio, en mi caso como baterista de sesión, mientras con más bandas trabajes es mejor. Lo único complicado es mantener la agenda para que no te topen las fechas de uno con las de otro. A veces me tocaba viajar a tres partes diferentes dentro de la misma ciudad, el mismo día. Es súper lindo porque estás tocando distintos estilos de música, compartes con harta gente y haciendo lo que te gusta, o sea, en el día me tocaba tocar con Kudai, en la noche con Fahrenheit y al otro día tenía ensayo con Pali. Era súper ambiguo musicalmente, pero muy lindo.
– ¿El trabajo con Carla Morrison fue tu última colaboración antes de trabajar en tu disco solista?
Sí. Trabajar con Carla me demandaba mucho tiempo, entonces finalmente dejé todo lo demás y me dediqué cien por ciento a ella; viajábamos mucho y no paramos como en dos años, por eso no tenía tiempo para darle a otro trabajo. Ahí en mi tiempo libre, recién en 2011-2012, me dediqué a hacer música. Con Carla aprendí mucho a componer, también con Koko Stambuk, Tronic, Andrés Landon y Mariel. Con todos esos años de estar cerca de compositores muy importantes para mí fue un aprendizaje enorme y en algún momento eso tenía que salir.
– De allí surgió tu inquietud para hacer algo propio…
Exacto, de estar tan pegado y colaborando tanto tiempo con compositores de repente me dije ‘¿y si pruebo?’ y agarré la guitarra y sí, salieron canciones de inmediato y bueno, ahora no hay que parar más.
– ¿Tu colaboración con diferentes estilos influyó de alguna forma en el sonido de tu trabajo solista?
De todas maneras. Empecé a hacer canciones cuando tenía bandas, cuando chico, pero lo hacía de otra forma, en la sala de ensayo, más a la ligera. Luego con Tronic aprendí que hay fórmulas para hacer las canciones; con Koko aprendí eso de la frase linda y el momento exacto donde decir algo, luego con la Carla aprendí esa emoción que tiene que salir de adentro tuyo, si no todo lo anterior no vale. Entonces, cada persona me fue entregando algo súper importante y es válido que diga que ellos mismos son mis referencias.
– ¿Y cuáles son tus influencias musicales más personales?
Soy medio ‘depre’ para escuchar música. Escucho harto Radiohead, Sigur Rós, Björk, me voy siempre por ese lado aunque también puedo escuchar a Meshuggah, Agnostic Front y grupos hiphop, entonces mi onda va por ese lado y me gusta seguir de cerca toda la música.
– ¿Cómo definirías, entonces, el sonido de tu disco?
Desde chico soy surfista y también tiene que ver con eso. El surfista chileno es de agua fría, es como música playera, pero fría, de invierno, muerto de frío y metiéndote al agua con cochayuyos y lobos marinos, no pecesitos de colores y aguas cristalinas. Creo que eso lo resume. Tengo una conexión súper linda con el mar y creo que influye mucho en mí y en mi música.
– ¿Cómo instalas tu nombre como artista dentro de una escena musical que actualmente está peleando por más presencia en las radios y que no tiene diversidad de escenarios donde tocar?
Cuando estaba en México puede ver más en perspectiva lo que pasaba en Chile y me di cuenta de que nos preocupamos mucho de cosas que no son tan importantes. Creo que en esto del 20% lo más importante es trabajar bien, para eso está Internet. Vengo del «fenómeno Carla Morrison» y me quedó claro que al final no necesitas de ni una radio, canal de televisión, manager ni de ningún sello discográfico para ganar dos Grammy, tener doble disco de platino y la gira más vendida del año. Los músicos no dependemos de ningún empresario, radioemisora ni de personas que piensan más en el dinero que en el arte. Ahora, si me preguntas por el 20% creo que sería lindo que Chile tuviera un poco más de cultura nacional en sus radios, siempre va a ser bueno, no estoy en contra de eso.
– Durante tu experiencia en México, un mercado muchísimo más grande que el chileno, ¿cómo viste el desempeño de los músicos?
México es un país donde la cultura está mucho más avanzada, es un país en donde si yo agarro mi batería y me pongo a tocar en un bar a fin de mes me va a llegar un cheque muy parecido al de un periodista o el de un ingeniero. Creo que ahí no vale el hecho de decir ‘oye, necesito financiamiento para mi disco’ porque en realidad sales a tocar y te haces las lucas. Es un trabajo.
– Si pones en paralelo el trabajo creativo, la composición, armar las letras, etcétera, pareciera que es más difícil conseguir el financiamiento para un disco que crearlo.
Es así. Uno termina el disco, tienes la materia prima y luego te encuentras con un gigante al que es imposible ganarle, todo viene después de tu trabajo que es hacer arte. Creo que ahí tienen que intervenir otras manos, el Estado quizás debería hacerse más cargo de los proyectos que están financiando, hacer entrevistas, mirar a la persona a los ojos para ver si lo que pones en el papel es verdad o no.