El escenario Coca-Cola era el encargado de recibir a una de las bandas más importantes de la música nacional. Cuando el reloj marcaba las 17:30 horas, Los Jaivas y su singular mezcla de rock y folklore fueron recibido con los aplausos de la gente que lentamente comenzaba a llenar la pista.
El sonido de la trutruca, instrumento autóctono mapuche, daba por iniciada la actuación. Carlos Cabezas (voz) y Mario Mutis (bajo) le hacían honores al ancestral pueblo con los vientos australes. Los siguió “La Poderosa Muerte”, perteneciente al disco Alturas de Macchu Picchu (1981), la cual se conecta en totalidad con las raíces amerindias y la pluma de Neruda. “Amor Americano”, del mismo disco, sacaba pequeños trotes nortinos a los presentes.
“Pregón para iluminar” prendía los ánimos y asomaban los primeros coreos masivos. Luego, Claudio Parra (teclados) se tomaba un instante para destacar el carácter multicultural de Lollapalooza y recordar el conflicto de la Araucanía. Es así como “Arauco tiene una pena”, tema inmortalizado por Violeta Parra, cobró un sentido especial.
La emotividad se mantuvo con “Mira Niñita”, canción coreada de principio a fin por todos los que a esa hora ya llenaban el Coca Cola Stage. “Violeta Ausente” hacía volver la imagen de la cantautora a escena. Acompañada por las palmas, Juanita Parra (batería) tuvo espacio para lucirse con un pequeño solo. “Hijos de la tierra” y “Sube a nacer conmigo hermano” derramaron la catarsis de los asistentes, inundando de bailes el seco cemento del Parque O’Higgins.
“Mambo de Machaguay” sería la antesala para “Todos Juntos”, el himno popular incrustado en el ADN del país. Un final que deja contento a todos, para una presentación que no deja dudas de la importancia de la agrupación para la cultura local. Si bien Los Jaivas no cuentan con material nuevo, el virtuosismo de sus integrantes le da un carácter especial a sus clásicos.
GALERÍA DE FOTOS
Fotografías tomadas por Javier Valenzuela para RockNvivo.com
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