Sonaba la «Marcha imperial» de la Guerra de las Galaxias cuando las puertas del Parque O’Higgins se abrieron al público el sábado a mediodía, dando inicio a la sexta edición de Lollapalooza Chile.
Con un cartel especialmente ecléctico, la primera jornada del festival convocó a un público heterogéneo pero en el que predominaron adolescentes y jóvenes. El puntapié inicial lo dio Ases Falsos a las 12:30 horas en el Itaú Stage, convocando a un grupo de seguidores que coreó canciones como «Salto alto», «La gran curva» y «Manantial».
A esa misma hora comenzaron las actividades en Kidzapalooza, el espacio concebido para niños y niñas, que cada año se ha ido expandiendo hasta consolidarse como uno de los principales atractivos de la versión chilena del festival creado por Perry Farrell. Artistas como Despertando las neuronas, Magia Real y Cachureos pusieron a cantar y bailar al público más joven del evento.
Los otros dos espacios del festival que han cultivado un estilo propio y bien diferenciado son precisamente los que ocupan los dos recintos instalados en el parque: la fiesta electrónica que se desata en el Movistar Arena (d-box VTR Stage) y la vitrina para la música emergente -predominantemente chilena- que se abre por dos días en La Cúpula (Lotus Stage) y que durante la tarde se convierte en el mejor refugio para escapar del sol.
En la jornada del sábado el cartel del Lotus Stage estuvo protagonizado por distintas vertientes rock, comenzando cerca del mediodía con la banda penquista Julius Popper, hasta cerrar con Föllakzoid, pasando también por las potentes propuestas de The Suicide Bitches, Magaly Fields y Kuervos del Sur.
Por otra parte, el escenario alternativo instalado en las cercanías de La Cúpula (Acer Windows 10 Stage) fue el punto donde convergieron la nostalgia noventera (Candlebox) y dos fenómenos pop: uno chileno (Gepe) y otro extranjero (Halsey).
Sin embargo, la mayor atención la concentraron los dos escenarios principales, alternándose durante la tarde nombres cuyo poder de convocatoria parecía haber sido cuestionado en la previa al festival, pero que en la práctica cumplieron con creces su misión. A partir de las 13:15 horas, cuando Movimiento Original apareció en el VTR Stage, no hubo ni un solo acto que no contara con un buen marco de público.
Eagles of Death Metal desató una fiesta roncanrolera, Albert Hammond Jr. mostró sus credenciales como solista, el colectivo londinense Jungle hizo un despliegue de talento, Of Monsters and men afianzó su vínculo con el público chileno y Tame Impala lideró un fascinante viaje psicodélico.
Los dos headliners de la jornada del sábado demostraron ser un acierto entre el público joven: primero Jack Ü en el Itaú Stage y luego Eminem en el VTR Stage se transformaron en los números con más arrastre de la jornada y lograron complacer a las cerca de 70 mil personas que fueron parte de este encuentro.
La fiesta continuará este domingo 20 de marzo.