Cuando aún quedaban algunos rastros de la extensa jornada del sábado 19, la del domingo comenzó con mayor concurrencia pese a la hora y la temperatura, y con una lista de nombres dominada por la energía del rock y la vitalidad del pop.
Fue Tinariwen la banda encargada de abrir los fuegos en el Itaú Stage, un show esperado tras la cancelación de su actuación en la edición 2015 y que sirvió como una bonita revancha para mostrar su blues y rock proveniente de África.
Fue el puntapié inicial para el segundo y último día de Lollapalooza Chile 2016. Mientras los liderados por Ibrahim Ag Alhabib ofrecían su elogiada propuesta sonora, por el sector Kidzapalooza el proyecto Cantando Aprendo a Hablar iniciaba las actividades junto a talleres, deportes, juegos y todo lo que incluye esta experiencia dentro del festival, que durante la tarde vio también pasar al pascuense Haumoana y al extrovertido Florcita Motuda.
El Parque O’Higgins vivió una segunda jornada tan calurosa como la primera, intensa y a la vez conciliadora, que trajo consigo grandes revelaciones como Vintage Trouble. La banda estadounidese sorprendió con su energía y entrega, conquistando por completo a un público que cantó, bailó y saltó junto al carismático vocalista Ty Taylor.
Poco después, los argentinos Babasónicos concedieron éxitos como «Putita», «Carismático» y «Yegua, un anticipo de la euforia y entusiasmo que siguió por el recinto, mientras en el d-box VTR Stage (Movistar Arena) se vivía otro día con fiesta electrónica con nombres como Gramatik, Zeds Dead y Kaskade.
Ni el temprano horario asignado ni los casi 30 grados de temperatura que azotaban a Santiago a eso de las tres de la tarde fueron obstáculo para que Twenty One Pilots corroborara los elogios que ha recibido alrededor del planeta: su show entró en la lista de los más llamativos y concurridos que han pasado por el festival con su mezcla electrónica y rap, que incluye batería, piano y percusión, y junto con el fervor de los fanáticos adolescentes que veían como su vocalista Tyler Joseph saltaba por el escenario.
Aunque no es el mismo estilo ni tampoco el mismo público objetivo, el siguiente show no bajó las revoluciones: Bad Religion arrasó en el Itaú Stage a punta de éxitos como «Fuck You», «Suffer», «Generator» y «American Jesus». Esto, mientras en Lotus Stage la banda Stone Giant (conformada por un chileno, un argentino, un brasileño y un portugués) regalaba su hard rock en un escenario que vio también el colorido show de La Guacha y vivió la historia de Aguaturbia hacia el final del día.
Un punto importante de esta edición 2016 fue la mayor presencia de servicios para personas con discapacidades. La promesa de ser un festival inclusivo se cumplió definitivamente gracias a iniciativas como el ingreso preferencial, las rutas accesibles que cruzaron el pasto hasta la elipse para sillas de ruedas y los intérpretes de lengua de señas en los dos escenarios principales, que se sumaron a las plataformas con mayor visibilidad que ya habían sido instaladas en versiones anteriores.
Pese a que la mayor concurrencia se vio en los dos escenarios de la elipse, el Acer Windows 10 Stage (a un costado de La Cúpula) en esta ocasión tuvo una alta convocatoria con una lista de nombres variada: desde el reggae de Seeed, pasando por el pop de Marina & the Diamonds, el parafernálico metal de Ghost y el final de fiesta con el dúo Die Antwoord.
Ya hacia las 18:00 horas, la tarde vio aparecer en el VTR Stage a Alabama Shakes con su impresionante mezcla de rock y soul, con Brittany Howard obsequiando su prestancia y enorme calidad vocal, con «Don’t Wanna Fight» como uno de los puntos altos. Le siguió Brandon Flowers en el Itaú Stage con su proyecto solista en paralelo a su liderazgo en The Killers, para luego dar paso al retorno de Noel Gallagher, quien mostró su historia musical tras el fin de Oasis, aunque también dio espacio para algunos clásicos de su ex banda, como las coreadas «Champagne Supernova» y «Don’t Look Back in Anger».
Cuando ya era de noche apareció Mumford & Sons con su cargamento de folk rock desde Londres, que dejó todo listo para un hermoso final de fiesta ofrecido por Florence + the Machine, que apareció sobre el escenario a las 22:00 horas para dar vida a un show en el que repasó temas como «Ship to Wreck», «Spectrum» y «Dog Days Are Over», frente una sorprendente multitud que coreó cada uno de los temas que la agrupación británica interpretó hasta cerca de 23:30 horas.
Un término a la altura de dos jornadas en las que el Parque O’Higgins vio un recorrido por la historia musical de las últimas décadas.
¡Nos vemos en 2017!