Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon. Resulta ahora difícil no reconocer estos nombres, pero hace casi medio siglo eran solo los integrantes de una nueva banda de rock que llevaba a las disquerías su primer álbum: Queen.
A principios de los años 70, el grupo ya se había hecho un nombre, recorriendo pequeños escenarios en Londres. Gracias a esto tuvieron la oportunidad de grabar un demo de cinco canciones en los estudios De Lane Lea: «Great King rat», «Liar» y «Jesus», escritas por Mercury, y «Keep yourself alive» y «The night comes down», escritas por May.
En 1972, gracias a Norman y Barry Sheffield, lograron grabar su primer larga duración en Trident Studios. El trabajo estuvo terminado en noviembre de 1972, pero no lograban encontrar una compañía disquera que quisiera publicarlo. Finalmente, decidieron hacerlo ellos mismos.
Los únicos dos singles del disco, «Keep yourself alive» y «Liar», no lograron entrar a las listas de la época pero sí fueron bien recibidas por la crítica. A pesar de ser melodías que tal vez ya se habían escuchado, había una originalidad y teatralidad que se sentía, y que no pasó desapercibida.
Queen fue lanzado el 13 de julio de 1973 en el Reino Unido, y el 4 de septiembre del mismo año en Estados Unidos. En una década donde el rock estaba en su punto alto, la banda aún buscaba definir ese sonido característico que los llevaría a ser leyenda. Las influencias del disco son evidentes: Led Zeppelin es lo primero que se viene a la cabeza al escucharlo. Tanto así, que la Rolling Stone fue tajante al decir: “el rumor es que Queen pronto será coronado como el nuevo Led Zeppelin”.
A pesar de las similitudes, otros supieron reconocer el mérito propio: “Queen es el último candidato al estrellato en Inglaterra, y no se sorprendan si estos tipos lo logran en grande», sentenció el diario Winnipeg Free Press. «Seguro, el material es tan derivativo que duele (escuchen al guitarrista Brian May tomar riffs de Jimmy Page, Tony Iommi, Jimi Hendrix y Mick Box y sabrán a qué me refiero), pero la banda se las arregla para inyectarle un toque tan fresco y energético que no me importa en lo más mínimo”, apuntaba el crítico.
Con el tiempo Queen supo tomar esas influencias, refinarlas, transformarlas y finalmente desecharlas para crear su propio estilo, que hasta hoy sigue siendo incomparable. Ese sonido “fresco y energético”, que en 1973 era apenas un concepto, fue la clave de lo que vendría más adelante para Queen, y es en eso donde radica la importancia de su álbum debut. El resto es historia.
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