Cerca de 26 años tuvieron que pasar para que la legendaria banda Rancid realizara su primer concierto en Chile, el que se desarrolló en el marco del Festival Lollapalooza la tarde del sábado 1 de abril.
Ya con los primeros riffs provenientes de las guitarras del cuarteto de California -formados a comienzos de la décadas de los 90- comenzaba de esta forma a saldarse una larga deuda con sus fanáticos nacionales.
Quienes llegaron al VTR Stage fueron testigos de un show que rebosó en energía, en un show compacto, con canciones interpretadas casi sin pausas por la banda formada por Tim Armstrong (voz/guitarra), Lars Frederiksen (guitarra/voz), Matt Freeman (bajo/voz) y Branden Steineckert (batería), quienes han consolidado una sólida carrera musical, flameando aún con orgullo la bandera de la música punk: desde el inicio con “Radio” pasando por “Roots Radicals”, “Journey to the End of the East Bay” y “Maxwell Murder”, la agrupación punk conquistó al público presente.
El cuarteto –una de las bandas que reivindicó el sonido punk en la década de los 90– provocó una de las reacciones más fervientes que se hayan visto durante toda la velada (hasta el show de Metallica), desatando inevitables mosh pits entre los presentes con sus canciones más rápidas (incitados por la misma banda), a la vez que cantaban religiosamente sencillos como «Salvation», “Old Friend”, “Olympia WA” y «I Wanna Riot», creando una simbiosis notable. Bastante tiempo tuvo que pasar para tenerlos en nuestro país, pero su primer encuentro con el público local probablemente será difícil de olvidar, así como para sus fieles fans.
Rancid desplegó una artillería de clásicos, condensando un total de cerca de 20 temas en una hora de presentación, cerrando su show cuando la noche ya caía, con tres joyas de su carrera: “Fall Back Down”, la fiestera y de ritmos ska “Time Bomb” y la coreada “Ruby Soho”, estas dos últimas de su album …And Out Come The Wolves de 1995, de donde nutrieron la mayor parte de su repertorio en su debut en suelos nacionales.
Deuda saldada con creces, y es de esperar que lo dicho por el el seis cuerdas y voz Lars Frederiksen se cumpla a futuro: “les promete que no tendrán que esperar 26 años para vernos de nuevo”. Que así sea.
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