Un 7 de octubre de 1986, la banda norteamericana de thrash metal Slayer lanzó su tercer disco de estudio, Reign In Blood, el cual fue catalogado como “el más rápido de todos los tiempos”, siendo alabado por la crítica, considerado piedra angular del estilo, un clásico del metal y de enorme influencia para generaciones posteriores.
Tras el lanzamiento de sus dos primeros álbumes, Show No Mercy (1983), muy influenciado por la New Wave of British Heavy Metal, y Hell Awaits (1985), de temática mucho más oscura y anticristiana, Slayer sabía que debía dar un paso más adelante. El productor Brian Slagel, dueño del sello Metal Blade Records y quien fuese manager y productor de sus primeros trabajos, también lo vio de esa forma.
Slayer firmó con la discográfica Def Jam (que luego cambiaría su nombre a American Recordings), sello que por aquella época se especializaba en lanzar producciones de hip hop, hecho por el cual la banda fue reacia a un acuerdo en un primer momento. Reign In Blood marca la entrada de Rick Rubin como productor (quien venía de trabajar con bandas como Run DMC), quien luego forjaría una relación próspera con a la banda en los próximos años.
La agrupación oriunda de California, compuesta por el chileno Tom Araya (bajo/voz), Jeff Hanneman (guitarra), Kerry King (guitarra) y Dave Lombardo (batería) logró el reconocimiento mundial con su tercer opus, un disco que comienza con un verdadero golpe al mentón con “Angel of Death” (basada en el criminal de guerra, el doctor Nazi Josef Mengele) y cierra de forma magistral con “Raining Blood”, no sobrepasa la media hora de duración: 10 temas llenos de intensidad y rapidez al hueso, marcando el clímax del estilo.
Reign In Blood, alabado por fans, el underground y el mainstream, fue el primer álbum de Slayer en entrar en la lista del Billboard 200, llegando hasta el lugar 94. El 20 de noviembre de 1992, fue certificado disco de oro por la RIAA en Estados Unidos.
El reconocimiento del disco y su enorme influencia ha sobrepasado los límites del metal: por ejemplo, Tori Amos, interpreta una particular versión de “Raining Blood” y el cantante Bryan Adams lo cita como su disco favorito de todos los tiempos. Reign in Blood se disputa constantemente el título al mejor disco de thrash metal con Master of Puppets de Metallica, dada su importancia y repercusión.
A 25 años de su lanzamiento, Slayer debe sentirse orgulloso de Reign in Blood, constantemente imitado, pero jamás igualado. Incluso la misma banda manifestó que para Divine Intervention (1994), trataron de capturar el espíritu de su tercer trabajo. Como dice la última estrofa de “Raining Blood»: «¡ahora reinaré en sangre!”. Proféticas palabras de cierre para uno de los mejores discos de metal de la historia. Slayer aún sigue reinando.
Lejos el mejor disco del metal. no hay forma de compararlo con el Master de Metallica, le rompe el culo de parado