A pesar de que faltan pocos meses para que cumplan su condena, Nadezhda Tolokonnikova y Maria Alyokhina, las dos integrantes de las Pussy Riot que siguen en la cárcel, obtendrán su libertad gracias a una nueva ley de amnistía que fue aprobada por el parlamento ruso.
«No lamento que terminaran detrás de las rejas», señaló el presidente Vladimir Putin en una conferencia de prensa, agregando que fueron más allá de los límites y que lo realmente lamentable es que «hayan tenido tan vergonzosa conducta, que desde mi punto de vista degrada la dignidad de las mujeres».
En febrero de 2012, cinco integrantes del colectivo entraron a la Catedral Ortodoxa de Cristo Redentor en Moscú, en donde realizaron un «rezo punk» en contra de la estrecha relación del Gobierno y la Iglesia. Tres de ellas fueron a juicio por “vandalismo motivado por odio religioso” y condenadas a dos años de prisión, además de trabajos forzados.
Al poco tiempo, organizaciones y reconocidos músicos, comenzaron una campaña para pedir su libertad, incluida la edición de libros y un documental. En octubre de ese año, Yekaterina Samutsevich salió de la cárcel y declaró lo siguiente: «Posiblemente se deba a la presión internacional. Putin ha tenido que contestar a preguntas incomodas, y posiblemente decidieron parar el golpe dando marcha atrás un poco».
El director de Aminstía Internacional para Europa y Asia Central, John Dalhuisen, declaró a través de un comunicado que aunque «esta nueva ley beneficiará a muchas víctimas de la injusticia, no va a borrar los antecedentes penales de los condenados por error», argumentando que «es una prueba más de la politización de la justicia en Rusia»
La legislación también favorecerá a los «30 del Ártico», activistas detenidos en septiembre pasado durante una protesta en una plataforma petrolífera. Sin embargo, Putin aseguró que «no está ligada a Greenpeace ni a este grupo (Pussy Riot)» sino que al vigésimo aniversario de la Constitución.