Una de las grandes sorpresas que dio el cartel de Lollapalooza Chile 2016 fue la presencia de la banda chilena Aguaturbia, un nombre importante dentro del rock psicodélico latinoamericano durante los últimos 45 años.
Liderado por la excéntrica vocalista Denise y el guitarrista Carlos Corales, el conjunto fue el encargado de cerrar el Lotus Stage (La Cúpula), que ha sido por años el lugar donde nombres chilenos emergentes y consagrados tienen un espacio dentro del evento.
«Era el festival que nos faltaba», expresó Denise a RockNvivo horas antes de subirse al escenario, instancia en la que junto al guitarrista conversaron sobre su historia, el presente del rock chileno y dieron algunos detalles de su esperado nuevo álbum.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS CON AGUATURBIA
– ¿Cómo prepararon el show que mostraron en Lollapalooza Chile 2016?
Carlos Corales: El show está basado en la música que hacemos, con muchos riffs y mucho rock and roll. Estamos acompañados de músicos de alrededor de 30 años, que nos dan una frescura. Hicimos preguntas en nuestras redes para que nos dijeran qué podíamos tocar y comenzaron a surgir un montón de temas que no pensábamos tocar.
Denise: Aguaturbia es una banda 1000% profesional, nosotros venimos de una época maravillosa, como todas. La diferencia es que antes había menos tecnología, entonces había que tocar. Hoy hay más tecnología que permite algunas veces descansar u otras cosas.
– ¿Tuvieron oportunidad de ver algunas presentaciones de este año?
D: No en el parque, pero ayer (sábado 19) vimos algo por la transmisión por TV. Me encanta que esto exista en Chile porque es una manera de que el público reconozca cómo tocan en vivo a sus artistas. Me gusta el escenario, esa cosa de pasión que te haga remecer. No soy una cantante soft o suave, pero la gente nos conoce.
– Son una de las agrupaciones pioneras del rock psicodélico en America Latina, ¿cómo ven este camino recorrido, tras casi 48 años desde su fundación?
CC: Es bien curioso. El tipo de música que hacemos es una cosa universal, de base. El blues nunca va a pasar, pueden venir otras tendencias, fusiones con jazz, con cumbia o lo que quieras, pero la base está. Y si alguien está haciendo esa base con conciencia de que está a una altura profesional, fantástico, y eso es lo que nos ha pasado. Mucha gente cree que temas que grabamos en los ’70 fueron hechos hace dos meses, y no es así.
– Parece que la energía nunca acaba…
D: Yo nací con la batería puesta, según mi madre.
CC: Tenemos un lenguaje musical en el que hay que tener energía, aunque estés parado en el escenario, hay que proyectarla.
– Su baterista Willy Cavada falleció en 2013, ¿fue duro rearmarse, teniendo en mente la edición de un nuevo disco?
CC: Fue muy difícil reemplazar a alguien que tiene un espíritu con la banda. Hoy hay muchos chicos que tocan mil veces mejor, pero no es lo mismo. Va más allá de la técnica, tiene que ver con el concepto. Nos ha costado rodearnos de músicos que agarren el concepto y que toquen rock and roll, ni más ni menos.
D: Carlos dice que hay otros mil mejores. Yo creo que hay mil que leen bien música, y otros que tocan bien. Willy era una parte esencial, la banda le daba un ánimo porque había estado delicado de salud. Cuando volvió de Europa y nosotros tuvimos una especie de revival por el 2000, hicimos una cosa emotiva de tocar de nuevo. Pero después siguió y no hemos podido parar. Ha sido una bendición.
– ¿Pensaron en algún momento dejar de tocar?
D: Willy nunca lo hubiera permitido.
CC: Nunca hemos pensado en dejar de tocar, estaremos arriba de un escenario mientras podamos y no nos veamos patéticos. La muerte de Willy no fue un impedimento y cuando retomamos la banda él nos ayudó a que nos posicionáramos nuevamente.
– ¿Cómo ven la escena del rock chileno en la actualidad?
CC: Hay harta banda y hartos músicos, pero cuesta organizar una banda. Chile es un país de pop y hay muchas bandas pop, pero en el rock debes tener mínimo dos personas. Hay que tener esa complicidad entre los músicos y el frontman. Eso es muy difícil mantenerlo en Chile. Y también por los pocos espacios que hay para tocar.
– Cuando se anunció su presencia en Lollapalooza Chile, se hablaba de ustedes como una banda de culto, ¿se consideran una banda de culto?
CC: Varios músicos que han tocado con nosotros nos han dicho que cuando estudiaban les enseñaron la biografía de Aguaturbia, entonces ellos nos consideran de culto. Bueno, será así.
D: Lo importante es hacer bien lo que uno hace. Y cada vez más perfecto, mejor, y disfrutándolo, eso se transmite, se proyecta. Siento que lo mío es el blues por mi temperamento y mi pasión, y eso se proyecta y la gente lo entiende, lo asimila. Nos retroalimentamos.
– En el último tiempo hemos visto partir a Lemmy, a Bowie, ¿sienten que no hay un recambio y nos estamos quedando solos?
CC: Lo que pasa es que es diferente el escenario que hubo hace 30 ó 40 años. Ahora todo es mucho más rápido, incluso se puede fabricar un artista. Es difícil que un artista dure tanto. En cambio, antes era todo a pulso, nunca hubo preocupación de si había monitoreo o alguna prueba de sonido, sólo se tocaba. Ese tipo de artista tiene otra formación, entonces es difícil que alguien de ahora en unos 50 años más lo sigas escuchando.
D: Hay algo que se pierde con los años, pero tengo la sensación de que es cíclico. Sí me doy cuenta que en Chile la gente sabe muy bien lo que quiere, si les gusta un estilo se respeta.
Ustedes dos en el escenario son un complemento perfecto, ¿cómo se llega a esa hermosa actitud?
CC: He visto pocos casos de parejas que en el escenario se comporten así. Ike con Tina Turner se pelearon, pero en el caso de nosotros lo pasamos bien en el escenario y lo disfrutamos cuando nos equivocamos. Esa es la idea.
D: Nunca me he puesto a pensar en eso. Hasta mis hijas se sorprenden cuando nos ven, porque saben que somos sus padres pero nosotros tenemos algo que les desconcierta, nunca me han dicho.
– ¿Los nervios antes y durante el show nunca se pasan?
D: Un verdadero artista siempre tiene nervios. Yo soy instructora de escenario, entonces hago todas las cosas que me ayudan y que me dan una entrada sólida y sin ningún problema. Pero, como soy muy creyente, siempre da esa cosa de estómago, de que algo puede pasar. Eso lo han tenido todos. Le pasó a Aretha Franklin una vez en una premiación que le hicieron en American Idol. Hay gente que conozco que me dice «no siento nada», pero yo diferencio: hay músicos, hay cantante y hay artistas. Yo no sé para dónde voy pero ahí estoy.
– Finalmente, ¿pueden adelantar un poco en qué estado está su esperado nuevo disco?
CC: Tenemos varios planes, pero siempre van cambiando. Estamos agregando algunas cosas y simplificando otras. Prácticamente está listo, pero no tenemos una fecha porque no tenemos apuro. Si sale, sale, y si no sale, da lo mismo. Igual vamos a tirar singles y estamos buscando un sonido más simple y auténtico.
D: Tiene que ser un disco muy especial porque es un disco esperado, sería el Aguaturbia III. Nos hemos atrasado también por la portada, teníamos una idea y cuando se lo mostramos a la gente que ahora nos maneja, nos dijeron «¿qué es esto? es ridículo. Si en una estabas desnuda, en la otra te crucificaron, tienes que hacer otra portada buena». Estamos buscando la mejor idea.
Fotógrafo: Gabriel Cedres
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