Pasa algo extraño con los ídolos. Más que un respeto incondicional que puede manifestarse de muchas y variadas formas, existe un nivel al que sólo pueden llegar algunos elegidos y trascender el tiempo. A ellos, más que “perdonarles” las faltas, se les “consiente” en todo y sin preguntar “por qué”. Poco importan sus retrasos o las fallas técnicas que, en este caso, estropearon el final de la presentación, porque es muy probable que, a pesar de todo, las miles de personas que estuvieron ahí hayan salido conformes.
Una velada completa que comenzó pasadas las 19.00 horas del viernes 30 de octubre, con la actuación de los Fiskales Ad-Hok como aperitivo nacional de punk incombustible y que prosiguió con los brasileños de Sepultura, que dejaron los ánimos a temperatura justa para el plato de fondo (por cierto, ¿quién dijo que no eran lo mismo sin Max? Demonios, que suenan bien ellos. Qué brutal la guitarra de Andreas Kisser).
Faith No More logra condensar eso. No importa que se reúnan “porque entendieron”, como dice el cover con el que abren sus presentaciones, y no traigan material nuevo. O que su escenografía apueste al minimalismo de unos telones burdeos de terciopelo muy a la Twin Peaks de David Lynch, con nada de pantallas ni pirotecnia.
La complicidad que alcanzan Patton y compañía con el público chileno es deslumbrante. Concretan la conexión emocional en niveles muy altos. Es locura de tomo y lomo, desbordante e incandescente en forma de canción. En romper la calma de un traje de gala y terminar con la camisa abierta y con chupalla y cantando «Evidence» en español. En «El gentil arte de hacer enemigos», en cambiar la letra de «Ricochet» («Mr. Pinochet, it’s gonna hit you, it’s always funny…») y por sobre todo, en dejar de cantarle a 20 mil asistentes, para cantarte sólo a ti.
El setlist de esta segunda actuación de Faith No More en Chile, que tuvo como escenario un correctísimo Estadio Bicentenario de La Florida, no varió mucho del que presentaron la noche anterior en “La Gala” del Caupolicán, sólo que esta vez incluyó «Reunited» como apertura, «Cuckoo for caca» y la fallida «We Care a Lot» (lamentables fallas técnicas desenchufaron a la banda en medio de la canción), dejando fuera a «Collision», «Be Agressive» y la vitoreada «Digging the grave».
Ah, y con respecto a los escupitajos… bueno, es parte de la conexión. De una muy buena conexión.
Fotógrafo: Carlos Müller
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