La segunda y última jornada del Lollapalooza Brasil, celebrada el domingo 8 de abril en el Jockey Club de Sao Paulo y marcada por un clima esquizofrénico con esporádicas lluvias, contó con las presentaciones de dos bandas internacionales que no estuvieron presentes este año en Santiago: Manchester Orchestra y Jane’s Addiction.
Si Lollapalooza Chile convocó a Crosses y Bjork, que no formaron partel del cartel de la versión brasileña del festival, allá participaron dos bandas estadounidenses que generaban altas expectativas.
Por una parte, Manchester Orchestra, agrupación de Atlanta que cuenta con tres discos de estudio con excelentes críticas y que ha participado en cuatro ediciones de Lollapalooza en Chicago (2006, 2008, 2009 y 2011). El quinteto fue escogido por los organizadores como uno de los principales atractivos de la segunda jornada, presentándose en el escenario más grande del festival (Cidade Jardim) a las 17 horas.
Todo partió con la estridencia de las guitarras de «Pride», tema de Mean Everything to Nothing (2009), el álbum que les puso en la mira de los medios especializados. A partir de allí -y por 60 minutos- la catarsis fue total, gracias a temas como «April Fool», «I’ve Got Friends» y «Shake It Out», que mezclan hermosas melodías con guitarras furiosas, letras simples pero profundas y el desgarro de la voz de Andy Hull.
Mientras las canciones de Manchester Orchestra se sucedían, una inmensa nube negra se iba instalando sobre el Jockey Club; parecía como si Hull y compañía estuvieran invocando a la lluvia.
«No sabíamos que había gente de este lado del mundo que sabia quienes eramos. Gracias por estar aquí», decía el vocalista a una audiencia receptiva pero poco numerosa, al menos en comparación con la que un día antes, un poco más temprano, había convocado O Rappa.
Completando una hora de show, la banda se despidió con «Everything To Nothing» y «The River», dejando una excelente impresión y dando paso a la lluvia que acompañó a MGMT.
La melancólica presentación del conjunto liderado por Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser tuvo sus momentos álgidos con sus mayores éxitos: «Electric feel», «Kids» y «Time to pretend», que fueron coreadas con ganas por el público que les acompañó a pesar de la constante lluvia.
De la onda instrospectiva de MGMT, el Jockey Club pasó al ambiente de celebración con Foster the People, banda a la que se le dio más peso en Sao Paulo que en Santiago y que salió al escenario principal cuando ya era de noche, para festejar con una audiencia que les recibió como ídolos.
«Houdini» marcó el inicio de un show que se convirtió en uno de los mejores de la jornada, haciendo bailar a todos con canciones como «Call it what you want» y «Pumped up Kicks», en la que Mark Foster bajó de la pasarela para acercarse al público. Mientras, al otro extremo del recinto, otros bailaban con Skrillex.
El contraste entre la fiesta que armó Foster the People y la extraña puesta en escena de Jane’s Addiction fue muy evidente. A las 20.15 horas, Perry Farrell y compañía aparecieron sobre el Palco Butantâ acompañados por tres figuras suspendidas en el aire, que no aportaban gran cosa a una entrada ambiciosa que quería impresionar. Este inicio nada tuvo que ver con el impacto que se logró un año antes en Santiago con las dos mujeres suspendidas por la piel de su espalda que se balanceaban encima de los músicos.
Quizás fue la aparente falta de química entre Dave Navarro y Farrell, el horario, el clima o la bizarra elección de los elementos teatrales inconexos, pero a pesar de sus buenas intenciones, Jane’s Addiction no logró concentrar la emoción del público, logrando una buena respuesta sólo con éxitos noventeros como «Mountain Song», «Been Caught Stealing», «Stop!» y la esperada «Jane Says», interpretada en versión acústica.
Eran casi las 21.30 horas y sólo faltaba el cierre, a cargo de los Arctic Monkeys. «Don’t Sit Down ‘Cause I’ve Moved Your Chair», «Teddy Picker» y «Crying Lightning» conformaron la tripleta con la que los ingleses dieron inicio a su show, ante un público que casi se animaba solo.
En un intento por acercarse a los presentes, Alex Turner preguntó: «¿están disfrutando?», para recibir un rotundo «si» por respuesta. Con las mismas intenciones, el vocalista recorrería la pasarela instalada en el escenario durante el tema «Evil twin», pero sin lograr desatar la euforia que había generado una noche antes Dave Grohl.
La balada «Suck it and see» fue coreada con fuerza por el público, que la recibió con los brazos en alto, al igual que «Do me a favour». En el encore «When the Sun Goes Down» pone a saltar a los presentes, y la despedida la marcan «Fluorescent Adolescent» y «505». Un show correcto que fue bien recibido por los fanáticos, pero que no alcanzó a sellar con total contundencia el primer Lollapalooza Brasil
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