Una larga jornada de rock y heavy metal se vivió la noche del miércoles 10 de diciembre en el Teatro Caupolicán con el show de Gotthard, Hammerfall y Edguy, bandas que hicieron vibrar a mil almas que llegaron al recinto de San Diego donde la adrenalina y la entrega fluyeron cada segundo.
Para cada una de las bandas del cartel, su show tenía un significado especial. Mientras Gotthard regresó al país luego de su debut en 2012 (oportunidad en que tocaron junto a Unisonic, dejando una muy buena impresión), Hammerfall saldó la deuda con sus fans, puesto que no se presentaba desde 2007 (Chile Rocks, junto a Kotipelto y Kreator). Edguy en tanto, también llegó para reconciliarse con los fanáticos locales, tras cinco años de ausencia en tierras chilenas.
Los suizos Gotthard fueron los encargados de abrir los fuegos mientras comenzaba a llegar el público, el que finalmente repletó el sector cancha habilitado para la ocasión. Los hardrockeros arremetieron con “Bang!” y “Get Up ‘n’ Move On”, sencillos de su más reciente placa Bang! (2014), demostrando que se encuentran en plena forma. A Nic Maeder (voz) -quien reemplazó al icónico frontman del grupo, Steve Lee (fallecido en 2010)-, se le vio esta vez distendido y seguro de sí mismo, demostrando sentirse más cómodo en la banda, con la cual ha editado dos álbumes hasta la fecha.
«Sister Moon» trajo las influencias más country, apoyada en coros por el bajista Marc Lynn y cuyo solo fue tocado de espaldas por el guitarrista Leo Leoni, ganándose de inmediato los aplausos. Luego, Nic tomó la guitarra mientras la pedalera de Leoni dio inicio a “Right On”.
“Master of Illusion” trajo la melodía con un coro melancólico y pegadizo que sonó mientras su frontman agarraba una bandera chilena. “¡Gotthard, Gotthard”!, coreaban los presentes, demostrando su afecto hacia el conjunto. Después vino la sección más “emotiva” del show del sexteto con la interpretación de «Feel What I Feel”, seguida de la balada “The Call” y finalmente “Remember It’s Me”, tema que para Nic es muy especial, puesto que fue su primer single con Gotthard a principios de 2012.
“What You Get”, extraída de su nuevo LP, devolvió la potencia al show con un gran juego de luces, y “Hush”, canción original de Billy Joe Royal (y que también versionó Deep Purple), provocó el canto colectivo junto a su clásico coro. Un tema que alargaron y en el cual cada uno de sus integrantes tuvo su “minuto de fama” demostrando su destreza en sus respectivos instrumentos.
La fiestera “Lift You Up” y el cierre con la emblemática “Anytime Anywhere” -ambas de Lipservice (2005)-, cerraron una hora justa de un show que dio la sensación de pasar muy rápido y con un público que pidió más. Gotthard ofreció un sólido show de rock y se marchó agradecido y feliz de volver a Chile.
Tras media hora de espera, Hammerfall subió al escenario de San Diego 850. De inmediato, el doble bombo y los riffs más afilados se hicieron sentir anunciado que esta vez el heavy metal se tomaba por asalto el recinto. Las canciones “Hector’s Hymn” y “Any Means Necessary” así lo demostraron, trayendo esa vibra épica que hace que la gente cante alzando sus puños al cielo.
“¡Buenas noches, Templarios de Santiago!, ¡es fantástico volver después de siete años!», exclamó el vocalista Joacim Cans, recordando su última vez en Chile. El rugir de los motores trajo “Renegade” y con ella la euforia, la que se acrecentó con los clásicos “Let the Hammer Fall” y “The Metal Age”, rebobinando el tiempo hasta fines de los ’90, con cortes de sus primeros discos y provocando esas inmortales coreografías metaleras al son de la música, influencia de agrupaciones como Manowar y Accept.
“The Last Man Standing” fue uno de los temas más potentes de la noche, con un Oscar Dronjak inspiradísimo en guitarra. Tras la interpretación de “Bushido”, los teclados de fondo anunciaron “Glory to the Brave”, una de las baladas más emotivas del quinteto sueco y con la cual los brazos del público se mecieron al vaivén de la melodía, mientras el teatro entero entonaba su letra.
Con “Hammerfall”, la banda se retiró, para volver casi de inmediato y rematar con “Templars of Steel”, con guitarras y bajo punzantes, para cerrar con la infaltable “Hearts on Fire” con su vocalista ocupando una polera de la selección chilena de fútbol. Redonda presentación la de Hammerfall, que repasó casi la totalidad de su discografía, lo que se agradece, puesto que el show duró poco más de una hora. Prometieron visita pronto.
El plato de fondo, Edguy, salió a escena cerca de las 23:15 horas. El público no demostraba rasgos de cansancio, puesto que el recibimiento para la banda de Tobias Sammet y compañía fue de los mejores. “Love Tyger» y “Space Police”, ambas de su más reciente placa Space Police – Defenders of the Crown (2014), así lo atestiguaron.
Un inquieto Tobias recorrió de punta a punta el escenario motivando a todos, lleno de energía y feliz de volver a Chile. “Vamos a tocar un tema que hace tiempo no interpretábamos” anunció antes de que comenzara a sonar “All The Clowns” de Mandrake (2001), sencillo que dejó ver la calidad vocal del líder del grupo.
La ironía y el humor fueron parte importante del show de los alemanes y esto se pudo ver claramente en temas como “Superheroes”, donde Tobias se puso serio para presentar el sencillo dedicado, según dijo, “a una persona que no tiene el reconocimiento que merece, agradable y especial… ¡yo!”, mientras que en “Defenders of The Crown”, pidió la “desinteresada y espontánea” respuesta del público, al revelar previamente que habían micrófonos grabando el momento.
Los teclados anunciaron “Vain Glory Opera», un track de los primeros años de la banda que sonó majestuoso. Acto seguido, Felix Bohnke se despachó un solo de batería en el cual intercaló secciones de la marcha imperial de Star Wars, ante el deleite de los fans. Tras esa demostración de poder y estridencia, el ambiente se relajó con la balada “Land of the Miracle”, de su tercera placa Theater of Salvation (1999), de la cual también sonó la rápida y emblemática “Babylon”, pedida por todos de temprano. Cabe destacar que la formación de Edguy se mantiene inamovible desde aquel álbum lanzado en 1999, que se completa con Jens Ludwig y Dirk Sauer en guitarras y Tobias Exxel en el bajo.
Con “Tears of a Mandrake” se cerró la primera parte para luego traer de vuelta a los alemanes con “Lavatory Love Machine” y “King of Fools”, finalizando su presentación y cerrando una maratónica jornada que alcanzó en total cinco horas de show. El público se marchó satisfecho y aún eufórico, con tres bandas que se entregaron por completo, ofreciendo presentaciones de calidad y cercanas a sus fans.
Fotógrafo: Miguel Fuentes
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