«Un disco divido en dos» es como los chilenos Inverness definen a Sól, el EP de seis canciones que estrenarán en vivo el sábado 7 de diciembre en el Teatro de la Aurora del Barrio Italia. Un trabajo que estaría completo con una segunda parte programada para marzo de 2014.
«Lo que pasa es que originalmente la idea era hacer un álbum de 12 canciones, pero al final vimos que podíamos hacer dos EPs y potenciar más cada canción individualmente», cuenta Rodrigo Jarque (voz, piano, guitarra) sobre el material que tendrá a «Los Ojos de Orión» como su primer single, con un videoclip que será estrenado el mismo día del lanzamiento.
Junto a Angelo Agurto (bajo, coros), Rodrigo Soto (batería, glockenspiel) y Washington Abrigo (guitarra, sintetizadores) ya han editado Illuminaciones (2009) y Fuegos Distantes (2011) logrando un estilo que ha sido emparentado con el post-rock, el shoegaze y el noise, y que les ha llevado a ser parte del South by Southwest (SXSW) en Estados Unidos y el Frontera Festival en Chile.
«Quisimos sacar algo de densidad pero no hubo caso, pero estamos felices porque hay desarrollo musical y experimentación. Los discos son tres animales diferentes, aunque tienen rasgos en común. Esa búsqueda nos mantiene sanos», confiesa sobre el sonido característico de la banda.
Mitología y rock psicofónico
El cuarteto se formó en 2009 después de que Jarque editara su debut solista Monstruos Bajo la Cama (2006). «Tomamos el camino difícil pero estamos muy contentos con lo que estamos haciendo», asegura sobre una historia que también los ha llevado a ser parte importante en la filmografía del premiado realizador chileno Matías Bize.
– Una canción nueva es «La Memoria en el Agua», que es el mismo título de la próxima película de Bize. ¿Cómo esa colaboración se llegó a transformar en una tradición?
Es una simbiosis que ya se ha dado otras veces. Lo que pasó, y así comenzó la relación con él, era que le mostrábamos música y muchas veces surgían ideas para sus guiones. Aquí fue al revés. No me pidió que hiciera una canción sino que me mandó el guión para que le diera mi opinión y yo tenía una idea musical rondándome en la cabeza que era en piano. La letra surgió un par de minutos después de haber leído el guión, salió muy fluido.
– Sól, con acento, en la mitología nórdica es la Diosa del Sol. ¿Por qué eligieron ese nombre para el disco?
No tiene un concepto muy intelectual detrás pero quería darle un giro a la palabra y supe que existía la Diosa Sol en la mitología nórdica, que es un mito bien bonito, con una diosa que va en un carro de oro por el cielo y está siendo perseguida por un lobo que en el fondo es la noche. Me pareció bien hacer esa referencia porque el sol es una imagen que está en casi todas las canciones del disco y por otro lado hay una búsqueda, una persecución de ciertas ideas.
De hecho, el productor me dijo ‘¿qué onda con el sol?’ y me mandó un Word con las letras y la palabra destacada y eran puros parches amarillos en el archivo, va por ahí. Después me hizo sentido con este mito, pero tampoco hay una alusión ni a la diosa, sino que juntar ciertas cosas y armar algo nuevo.
Pero está el Sol y está Orión, que es una constelación…
Sí, hay harto de mitológico. «Los Ojos de Orión» en parte hace alusión al mito de Orfeo cuando va a buscar a su amada al infierno, trata de atraerla y al final fracasa estrepitosamente. Hay otras que también hablan de mitos pero no de manera evidente.
– Hay dos extremos en su sonido, desde tranquilos pianos a murallas de ruido. ¿Qué es lo que les atrae de estos dos mundos?
Lo de las murallas de ruido más que nada es porque necesitamos de ciertos momentos en que la música sea intensa y también hay una intención de no incomodar con el volumen a lo My Bloody Valentine, por ejemplo, pero buscar que no pase desapercibido, que no sea como una música que puedas poner atrás, que suene y que se te olvide. Son dos mundos opuestos, en este disco es la primera vez que tenemos más canciones con guitarras acústicas también, cosa que antes no pasó.
– Se han definido como «rock psicofónico» o «rock escapista», ¿son muy malas las categorías clásicas?
Al principio nos gustaba jugar, porque cuando nos preguntaban qué música éramos contestábamos lo que escuchábamos y al final la gente a la que le gusta el shoegaze o el post-rock nos decía que no sonábamos a eso y no lo hacemos. Ahí empezamos con lo de psicofónico o escapista y al final esas categorías se instalan y no se sabe si existen o no, o si son más adecuadas para otras bandas que para nosotros. Puede ser cualquier cosa.
– Inverness derivó de tu proyecto solista y ya han grabado dos discos y las bandas sonoras, ¿cómo sientes la evolución a través de estos años juntos?
Sigue una línea, tenemos un sonido que de hecho queríamos sacarnos para este EP, pero está ahí y no se puede. El tipo de canciones que nos salen va más allá de nosotros, es como juntar reactivos químicos que van a producir cierta cosa independiente de lo que uno quiera. Pasa eso cuando nos juntamos los cuatro elementos, que somos nosotros como músicos. Hay cosas que podemos dominar y otras no.
Ahora lo que sí podemos es variar y en este trabajo lo hicimos con unos ritmos con los que no habíamos jugado antes, que están emparentados con el jazz, pero el sonido sigue siendo Inverness.
Influencia y aprendizaje
– Han reconocido una inspiración de otras bandas, como Slowdive, ¿cómo nació lo de telonear y ser músicos de apoyo en la primera visita de Neil Halstead?
El productor de esa fecha es fanático de Slowdive y cuando saqué mi disco solista yo decía conscientemente que estaba muy influenciado por ellos, aunque la música no era muy parecida. Lo escuchó y le gustó, de hecho le gusta más que Inverness, y cuando estaba con la visita de Halstead a Chile me envió un email para avisarme y le dije que por qué no armábamos algo y lo acompañábamos para que tocara canciones de Slowdive y Mojave 3 y me dijo ‘dale, sería interesante’ y le ofreció el combo.
– ¿Y Halstead estaba tocando temas antiguos?
Se abrió el espectro de repertorio. Venía a tocar su disco solista – Palindrome Hunches (2012) -, nos contactamos y no se acordaba mucho de tocar lo antiguo porque tenía versiones acústicas. Al final «Alison» terminó con él medio folk y nosotros bien ruidosos atrás, fue raro pero muy bonito. Quedó contento, y probablemente en el disco que vamos a empezar a grabar va a colaborar en guitarra y voces.
– South by Southwest 2011 fue su primera salida de Chile, ¿cómo podrías definir la experiencia del festival?
Fue como un balde de agua fría, porque uno piensa que al ir a un festival grande ya la hiciste, ya estás en las grandes ligas y que al volver a Chile va a haber gente esperándote en el aeropuerto… caricaturizándolo un poco. Pero en realidad nos sirvió, porque nos bajamos del avión y había como dos mil músicos en el aeropuerto y nos dimos cuenta que éramos uno más y que íbamos a aprender.
– Ahí conocieron a Low y This Will Destroy You, ¿qué les pasa al estar con bandas que los han inspirado?
Con Low fue… no sabía cómo hablarles, me costó mucho porque fuimos a verlos a una iglesia presbiteriana en Austin, donde hacían su show ese año. Había un mini cóctel y vi que el cantante (Alan Sparhawk) estaba a mi lado y tuve el valor para decirle que estábamos tocando en el festival, que éramos de Chile y que sus discos habían sido toda una experiencia. Después fuimos a tomarnos una cerveza y nos dio algunos tips sobre el mercado, que básicamente era una mierda y que permaneciéramos haciendo la música que queríamos.
A This Will Destroy You les preguntamos, por ejemplo, cómo lograr la formula para el éxito y nos decían ‘¿qué éxito? Tenemos un montón de visitas en YouTube, tocamos en Japón o en Islandia pero la estamos tratando de hacer’.
– Pero llegaron a estar en un documental de la BBC por su nombre -el mismo de una ciudad de Escocia- y la música que hacen…
Van siempre y cubren a las bandas escocesas pero ese año hicieron una excepción y nos cubrieron a nosotros, y fue muy divertido porque nosotros éramos la banda desconocida de la comitiva chilena. Empezamos a tocar y entró la BBC con cámaras, focos, periodistas y todos se preguntaban quiénes éramos. Nos entrevistaron, grabaron el show y eso pusieron en un documental.
Primero fue La vida de los peces (Matías Bize, 2010) que ganó el Goya ese año, la canción «Nubes» y el nombre de la banda. Todo eso dio la nota entretenida. Después, mantuvimos buena relación con Vic Galloway (de BBC Radio Scotland), que nos escribe cada cierto rato y nos dice que en el festival Rockness caeríamos parados por nuestra influencia de Mogwai y Arab Strap.
– Fueron a un festival extranjero antes de estar en uno chileno, ¿cómo fue lo del Frontera este año?
Fue bueno, como un espaldarazo a todo lo que hemos hecho. Es difícil que la gente esté consciente de lo que logras si el estilo de música que haces no está en la paleta de colores que se están vistiendo en la temporada, por representarlo de alguna manera. Definitivamente estamos en otro universo de sonido, no somos una banda que esté componiendo en base a sintetizadores, lo incluimos pero no es un sonido que llame la atención de los festivales.
Luego del estreno en vivo de Sól, Inverness liberará el material en la web y, además, lo editará en CD a través de LeRockPsicophonique, su propio sello discográfico, en cuyo catálogo se encuentran nombres como Jovenabuelo, Martín Pescador y Otoño.
Escucha «Nubes»
Inverness en vivo
Lanzamiento de Sól
Sábado 7 de diciembre a las 21:00 horas
Teatro de la Aurora – Avda. Italia 1133, ProvidenciaValor: $5.000
Entradas disponibles a través del sistema Ticketek y en las boleterías del teatro. Cupos limitados.
¡buenísimos chicos! me encanta que incluyan mitologías en su nuevo disco, creo que eso hace que sean potencialmente más llamativos y a modo de opinión personal encuentro que esos detalles los configuran como una agrupación notablemente más interesante y trascendental que el resto, nada más que decir porque en lo netamente musical son hipnotizantes, quédense con la clasificación de «rock psicophonique» por que les cae como anillo al dedo.
maravillosos <3