Luego de 5 años, el longevo compositor italiano Ennio Morricone retorna a nuestro país para presentarse este domingo 24 de noviembre en el Estadio Bicentenario de La Florida, en un show que tendrá como invitado especial a Mike Patton junto a su proyecto Mondo Cane.
Será la tercera visita del creador de algunas de las más grandes bandas sonoras de las que el cine tenga memoria. Junto a la orquesta sinfónica de la Universidad de Santiago, hará gala de su extenso catálogo que lo ha llevado a recibir distinciones como el Óscar, Globos de Oro y Grammys.
A modo de apronte, les dejamos las 10 bandas sonoras fundamentales de Ennio Morricone, las cuales ya forman parte de la memoria colectiva de generaciones de cinéfilos y amantes de la música.
Por un puñado de dólares (1964)
Luego de componer para diversos programas de televisión, radio y películas menores, Morricone se unió al director italiano Sergio Leone para dar vida a la que es considerada como la base del subgénero Spaghetti Western: Por un puñado de dólares. La orquestación rústica, llena de platillos, trompetas y tambores, sitúa a todo el que la escuche de manera automática en el lejano oeste. Clint Eastwood no se puede concebir sin el inmortal silbido proveniente de la canción homónima de la película. El maestro daba el primero de tantos golpes.
El Bueno, El Malo y El Feo (1966)
Sergio Leone trabajó con Morricone en toda la Trilogía de los dólares. Un año después del estreno de Por un puñado de dólares, se reunieron nuevamente para trabajar en Por unos dólares más y luego en la última de la saga, El Bueno, El Malo y El Feo. Ésta marcaría un precedente en cuanto a bandas sonoras se refiere. Según muchos críticos, éste constituye el más fiel ejemplo de cómo la música se puede acoplar de manera perfecta a una película, determinando cada acción de los personajes y envolviendo con una atmósfera única cada escena. La inconfundible canción, que lleva por nombre el título de la película, es parte de la cultura cinéfila, la cual deja al solitario oboe resonando en un fondo plagado de desierto, polvo y ceños fruncidos al sol.
Días del Cielo (1978)
Terrence Malick se aventuraba con un nuevo largometraje, el segundo de su carrera. Era un drama, ambientado en el ocaso de la revolución industrial y retrataría la vida de una pareja de amantes que decidía dejar la pobreza. De esta manera se comenzaba a componer Días del Cielo. Malick vio en Morricone la posibilidad de agregar mayor dramatismo a su historia, conociendo ya la escuela musical del compositor. Temas como «Threshing» y «The Aquarium» demuestran la capacidad de Ennio para manejar los contextos, introduciendo al espectador en un vaivén de sensaciones.
Érase una vez América (1984)
Entrega final de la trilogía cinematográfica Érase una vez. Luego del éxito con los westerns, Morricone vuelve a trabajar una vez más con Sergio Leone, dupla que a esta altura del camino ya estaba más que consolidada. Ennio desempeña un papel fundamental junto a sus melodías, las cuales le imprimen un mayor valor narrativo a la historia. El italiano venía realizando un gran trabajo en sus anteriores películas, por lo que este proyecto no podía ser menos que magnífico. La reinvención en su propuesta llegó de la mano de tres líneas musicales distintas basadas en la armonía y el equilibrio, dando como resultado una partitura homogénea pero cargada de emoción. Ese año Morricone ganaría el premio BAFTA por la música de este film.
La Misión (1986)
Sin lugar a dudas, una de las creaciones más diversas del autor italiano. Luego de darse un largo festín con los cowboys, Morricone se interioriza en Latinoamérica y su historia, caracterizando la evangelización del continente en la película La Misión. Cada una de las 12 piezas está llena de romanticismo sinfónico, potentes coros litúrgicos e instrumentación amerindia. La utilización de diversos solistas deja como protagonistas a la flauta y el oboe. Dos de sus tres temas principales están inevitablemente entrelazados, los cuales representan a los indios guaraníes y el carácter del Padre Gabriel, personaje interpretado por Jeremy Irons. Ennio Morricone fue nominado al Óscar y Globo de Oro en el año 1986, ganando este último por «Mejor Banda Sonora». Ha sido tanta la trascendencia de esta obra, que la publicidad se ha adueñado de «Falls» para crear diferentes spots.
Los Intocables (1987)
El film dirigido por el estadounidense Brian de Palma se centra en la historia de Eliot Ness y su grupo de policías incorruptibles, apodado Los Intocables. Estos intentaban dar caza al mítico gángster neoyorquino Al Capone, quien junto a su Sindicato del Crimen, se hacía rico a base del tráfico de alcohol en el período de la Ley Seca. De Palma enfrentó la película de una manera mucho más emocional, alejándola del perfil más tosco que se dio a conocer en la serie de los años ’50 que llevaba el mismo nombre. Con el fin de dar mayor énfasis a este nuevo enfoque, es que el director reclutó entre sus filas a Morricone. El desarrollo atmosférico por parte del compositor italiano fue extraordinario, manejando de gran manera las secuencias de suspenso, acción y dolor. La banda sonora está compuesta de 13 piezas y alcanza una duración de 40 minutos. Por su trabajo, Ennio fue nominado al premio Óscar en la categoría de «Mejor Banda Sonora», galardón que finalmente se llevarían Ryuichi Sakamoto, David Byrne y Cong Su por El último emperador. El tema símbolo de Los Intocables es «Death Theme», el cual marca los pasajes más trágicos de la cinta.
Cinema Paradiso (1988)
La película de Giuseppe Tornatore logró trascender el celuloide e instaló la banda sonora en el recuerdo y con el pasar de los años se ha transformado en un verdadero clásico. La música de Morricone es fundamental en el transcurso de la historia, dotando de gran dramatismo el relato de Salvatore ‘Totó’ Di Vita. El tracklist de Cinema Paradiso se sostiene en 13 canciones que bordean los 39 minutos de extensión. Los temas más conocidos de esta obra son «Nuovo Cinema Paradiso» y «Infanzia e Maturita», track que se presenta en más de una ocasión a lo largo del drama. Esta obra maestra recibió la distinción David de Donatello, el mayor galardón cinematográfico de Italia.
Bugsy (1991)
Esta película de Barry Levinson, cuenta la historia de Benjamin «Bugsy» Siegel, famoso gángster que controlaba el negocio del hampa en Nueva York en la década del ’40. Morricone llegó para acentuar lo complejo de las relaciones románticas por sobre lo demás. La experiencia en Los Intocables se hizo presente a la hora de componer, volviendo una vez más a las temáticas de acción y mafias. En el drama biográfico, el italiano deja como pieza clave “Act of Faith”, donde Francesco Santucci se luce con sus solos de fliscorno, mientras que la melodía penumbrosa hace pensar que Ennio sabe sacar el mayor provecho a sus composiciones en «pro del crimen».
Malena (2000)
Tornatore conocía a la perfección a Ennio, desde los tiempos de Cinema Paradiso. Malena fue la excusa perfecta para juntarse nuevamente y dar como producto un vertiginoso drama italiano a cargo de Monica Bellucci. Al igual que la película, la música de Morricone es romántica, malévola y brutal. El trabajo del autor se tornó multifacético, logrando representar musicalmente las reacciones de los diferentes personajes en torno a la enigmática figura central, la bella y silenciosa viuda Malena. Se ocuparon mayormente instrumentos de la tradición italiana, arreglos sinfónicos de cuerda, pianos carnavalescos y resonantes solos de clarinete y violín.
Bastardos Sin Gloria (2009)
Quentin Tarantino siempre se ha preocupado mucho por la música que acompañará sus historias. Realiza una mezcla entre viejos clásicos y grandes hits de la cultura moderna. Si bien en Bastardos Sin Gloria no se encuentra presente ninguna composición original, el director norteamericano rinde tributo a Morricone integrando varias canciones de su repertorio al film. Tiempo después, ambos personajes se verían envueltos en una polémica, dado que el compositor italiano afirmó que no trabajaría más con el director norteamericano. “No me gustaría volver a trabajar con él en nada. Me comentó el año pasado que quería volver a trabajar conmigo después de Bastardos sin gloria, pero le dije que no podía porque no me había dado tiempo suficiente. Así que utilizó una canción que ya tenía escrita. Trabajar con él es frustrante porque coloca la música sin coherencia y no puedes hacer nada con alguien así. Además, Django no me gustó, demasiada sangre”, fueron las palabras lapidarias del octogenario músico.