Sonic Metal Fest: riffs demoledores y adrenalina a tope

Temprano comenzó al jornada del Sonic Metal Fest en el Teatro Caupolicán la tarde del miércoles, evento que convocó en el mismo concierto a los italianos Lacuna Coil, y a los norteamericanos Hatebreed y Lamb Of God.

El sexteto italiano fue quien dio el vamos poco antes de las 19 horas, mientras la gente comenzaba a llegar al sector cancha habilitado para la ocasión. En su segunda presentación en nuestro país, la banda comenzó con “I Don’t Believe in Tomorrow”, tema de su más reciente disco Dark Adrenaline, editado a principios del presente año. La bella Cristina Scabbia cantaba de manera perfecta, mientras que el micrófono de Andrea Ferro (segunda voz), presentó problemas de audio, lo que se solucionó rápidamente.

Siguieron “I Won’t Tell You” y “Kill the Light”, temas que dejan ver la madurez musical del conjunto, muy ligado al principio a la escena del metal gótico, pero que hoy suena más fresco y rockero. «¡Muchas gracias Santiago! -dice Cristina- Vamos a ver si se saben ésta, es más antigua», advierte, y la banda interpreta “Swamped”, canción que abre su tercer trabajo Comalies (2002).

“Fragile” comienza con la voz de Cristina envolviendo hipnóticamente, para luego arremeter con “Heaven’s a Lie”, uno de sus grandes éxitos, corte que les permitió abrirse paso en el mercado norteamericano: “es una canción sobre el libre pensamiento», nos advierte Andrea. “Senzafine”, cantada completamente en italiano, suena emotiva en la voz de su frontwoman. “Our Thruth” devuelve la pesadez, con densos riffs a cargo de Marco Biazzi y Cristiano Migliore y una batería machacante, a cargo de Cristiano Mozzati.

“Es fantástico estar en un show con distintos tipos de música, eso demuestra que somos todos somos una gran familia”, comenta Scabbia a la audiencia presente, arrancando aplausos. Acertado comentario, debido al escepticismo de muchos respecto a la inclusión de los italianos en un show con dos bandas de metalcore, lo que se veía como una jugada arriesgada en el cartel, pero que funcionó perfectamente.

Dos nuevos temas suenan seguidos, “Give Me Something More” y “Trip the Darkness” (primer single de Dark Adrenaline), para cerrar tras una hora de show con “Spellbound”. “Han sido fantásticos, volveremos, lo prometemos”, son las palabras finales de Cristina Scabbia, mientras la banda despliega una bandera chilena.

30 minutos debieron pasar para la actuación de Hatebreed, tiempo que se hizo eterno, mientras a estas alturas la cancha del Caupolicán se encontraba repleta. Hatebreed a escena, guitarras y batería suenan de inmediato con toda la pesadez posible, remeciendo los cimientos del recinto de San Diego, y creando de inmediato el primer gran mosh pit del concierto, lo que sería la postal a partir de este punto en adelante. “Everyone Bleeds Now” y “Hands Of A Dying Man”, son el inicio de un show arrollador, que no paró en ningún momento en intensidad.

Jamey Jasta, su vocalista, que en actitud recuerda a Mike Muir de Suicidal Tendencies, se comunicó en todo el show con los presentes y se mostró sorprendido por la recepción, incitando constantemente a crear desorden en las primeras filas, desatando locura colectiva con cortes como “Conceived Through An Act Of Violence” y “Smash Your Enemies”. Las afiladas guitarras de Frank Novinec y Wayne Lozinak afinadas en tonos bajos, incrementaban el poder de cada canción. Jamey Jasta lo había advertido con antelación: “prepárense para un show demoledor”, promesa más que cumplida.

La banda invitó a Randy Blythe, frontman de Lamb of God, aprovechando la ocasión, con quien interpretaron “Doomsayer”, logrando un punto de ebullición. En la noche sonaron también “Empty Promises”, “To the Threshold”, y ya finalizando “I Will Be Heard” y la antémica “Destroy Everything”, cerrando un show donde todos quedaron con la adrenalina al máximo y saltaron con cada nota interpretada por Hatebreed. ¿Quedaba la vara muy alta para Lamb of God?

Otros 30 minutos de intermedio y Lamb of God finalmente, cerrando de manera magistral el Sonic Metal Fest, se hace presente en el Caupolicán. Tras 3 horas de música, los presentes no mostraban aún signos de cansancio, logrando una simbiosis con la agrupación desde el primer momento. Comandados por Randy Blythen (voz), atacaron de entrada con “Desolation” y “Ghost Walking”, ambos nuevos temas de su más reciente placa Resolution (2012).

La batería doble bombo de Chris Adler sonaba atronadora, mientras la banda nos invita a una caminata en el infierno con “Walk With Me in Hell” y hace cantar a todos al unísono las líneas de “Now You’ve Got Something to Die For” de Ashes in the Wake (2004).

“¿La están asando bien?”, pregunta su frontman, quien en la interpretación de “The Undertow”, se lanza al público entre el asombro y regocijo de los presentes. ¿Se puede pedir más? la rapidez de “Contractor” crea un inmenso circle pit en cancha, tras la cual invitan al guitarrista de Lacuna Coil, Marco Biazzi, para interpretar “The Number Six”, no sin antes cantar con todos un “happy birthday”, puesto que el seis cuerdas había estado de cumpleaños el día anterior.

Tras “Laid To Rest”, los norteamericanos abandonan el escenario y regresan en el bis con “In Your Words”, “Redneck” y provocan un brutal wall of death con la gema reservada para el final: “Black Label”. Lamb of God se retira aplaudiendo al público chileno, quienes no pararon de animar en todo el concierto a la banda, y quieres se exigieron al máximo físicamente tras hora y media de show.

“¡Muchas gracias! Nos vemos próximamante”, fue la promesa de Lamb of God tras el término. El Sonic Metal Fes cumplió con las expectativas, y todos se retiraron más que satisfechos, pese al cansancio evidente tras cuatro horas y media de concierto. Misión cumplida.

GALERÍA DE FOTOS

Fotografías de Jean-pierre Cabañas para RockNvivo.com