Después de 10 años de haberse separado, el año 2007 Soda Stereo decidió volver a reunirse para entregar una inolvidable gira que comprendió de 22 conciertos y más de un millón de espectadores en total, marcando un regreso que desafortunadamente se convirtió en el último.
Del show final que coronó el irrepetible tour Me Verás Volver, en el estadio Monumental de River Plate, ya ha pasado una década y es necesario recordar algunos detalles que marcaron esa jornada.
Por eso ahora repasaremos la noche del 21 de diciembre de 2007, momento en que el trío argentino Soda Stereo puso fin definitivo a su historia sobre los escenarios.
Los vimos volver
«Buenas noches, Buenos Aires. Bienvenidos a la gran fiesta del rock”, dijo Gustavo Cerati pasadas las 20 horas, dando inicio al último concierto de Soda Stereo, que llegaba tras haber recorrido México, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Estados Unidos y por supuesto Argentina. Ese intenso pero breve reencuentro de Me Verás Volver, llegaba a su final.
Un apasionante regreso que se había anunciado en junio de ese año y que había causado diferentes reacciones: los fanáticos estaban agradecidos e ilusionados de volver a verlos una vez más sobre el escenario, pero, como siempre, algunos incrédulos aseguraban que el dinero fue lo único que los trajo de vuelta.
“La otra cosa tiene que ver con mis hijos: me gustaba la idea de que mis hijos vieran a Soda Stereo alguna vez”, afirmó Gustavo en la rueda de prensa previa a la gira, tras explicar las razones del porqué él sentía que Me Verás Volver no era por plata.
Un show distinto
El concierto de ese 21 de diciembre de 2007 comenzó como en la serie de shows que venían realizando. El acorde Si resonaba en la guitarra de Cerati, para dar inicio a “Juegos de Seducción”, pero la primera señal de que esa noche sería especial vino pronto… “Si no fuera por…” fue el segundo tema, algo que no hacían desde la Gira Doble Vida, en 1989.
Así comenzó una serie de encuentros con el pasado y un desfile de invitados que decoraban esa intensa noche en que el verano ya era un hecho. Andrea Álvarez, quien colaboró con la banda en el disco Canción Animal (1990) y en los EPs Languis (1989) y Rex Mix (1991), fue la primera en subir al escenario para acompañar en percusiones “Picnic en el 4to B” y “Lo que Sangra (La Cúpula)”.
Para ese siguiente tema también llevaron a un participante particular. “Este también es un estreno eh”, dijo Cerati después de presentar a Carlos Alomar como «un grosso que tocó con Bowie, Lennon y McCartney”. El Puertorriqueño fue un importante colaborador del disco Doble Vida (1988), que la banda grabó junto a él en Nueva York.
Y Continuaron las visitas con Fabián “Zorrito Vön” Quintiero en “Danza Rota” y “Prófugos”; Richard Coleman, una figura importantísima en la historia de la banda, colaborando en “No Existes”, y Marcelo “Gillespie” Rodríguez dando vida a su trompeta en las canciones «Signos» y «Fue”.
A las dos horas de concierto la adrenalina era tal que Gustavo rompió su guitarra después de su clásico “De Música Ligera”, como destruyendo ese anterior «último concierto», abriendo paso a esta verdadera despedida.
El preludio del adiós
“Divinos”, dijo Gustavo Cerati después de tocar “Prófugos”, entregándole la palabra al público que coreaba un “olé, olé olé olé, Soda… Soda” que armonizaba la escena de la despedida. Un grito que luego se perdió entre aplausos y vítores de los fanáticos que miraban extasiados el cierre de la última vez de Soda Stereo.
Pero de pronto, un nuevo clamor comenzó a escucharse desde la multitud: “Soda no se va, Soda no se va” , hasta que las luces se apagaron. El retorno era claro, lo habían hecho en el resto de la gira y “Nada personal” era generalmente la elegida para su retorno, eso muchos lo sabían y cantaban entre el fervor su coro.
Pasado un par de minutos, en medio de la oscuridad absoluta, un “hello”, en la voz de Gustavo, se escuchó y desató una fuerte ovación de las 70 mil personas que vibraban en el Monumental de River. Las luces se prendieron y todo volvió a la vida después de un emocionante punto de fuga.
Dos palabras pronunció Cerati desde el micrófono: “amor intensivo”… si la noche ya era mágica, escuchar “Terapia de Amor Intensiva” -otro inédito más de esa gira- con Carlos Alomar en la guitarra y en los coros, la haría realmente inolvidable.
El siguiente tema escogido fue el solitario single de 1993: “Zona de Promesas”, perteneciente a su primer LP de remixes -homónimo (1993)-, el que marcó el primer quiebre. Pero de pronto un viaje en el tiempo sorprendió a todos… un regreso a los inicios con “Nada Personal” hizo saltar y agotar lo que le quedaba de energía al público.
Chau Soda
“Tuvimos invitados fantásticos, pero los -músicos- que estuvieron con nosotros siempre… nos acompañaron unos músicos increíbles… amigos”, así dejó entrar al escenario a la banda de soporte: Tweety González, Leandro Fresco y Leo García. Esto después de «Nada Personal», marcando el último quiebre de la noche, antes del esperado y resistido final.
Los agradecimientos al público llegaron de inmediato, pero había algo que no podían dejar pasar. “Ya todo el mundo lo sabe, el revuelo que causó esto, pero sobre todo se trata de música, aunque se ha hablado mucha cosa ¿no?… pero lo importante es que nos rompimos, la hicimos… se suma a un éxito que no es menos importante para nosotros, que es el interno, recomponer nuestras relaciones con Zeta, con Charly”, dijo Gustavo.
Tras ese vibrante momento, la banda invitó a todos los que fueron parte de la gira -y siempre estuvieron dentro de su historia- al escenario, en un encuentro de abrazos y afecto que se trasmitían al público que miraba ovacionando. El final de Me Verás Volver estaba cerca.
El trío volvió a tomar sus instrumentos y se preparó para la última canción. Un salto a 1984 que hizo estallar el recinto de Buenos Aires, cerrando el retorno de Soda Stereo en los escenarios, instante que con la muerte de Cerati se asumiría como la final. De esa noche, ya van más de 10 años.
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